Tuesday, May 28, 2019

Las 6:00 am






Las 6:00 am




Si hay algo que me pueda provocar el repelús

de los efectos contaminantes

que proceden del tejemaneje humano,

es un hombre que no pueda hablar de su vida

ni de su pegotero impacto en el medio ambiente

con la misma exigencia que condena

al que está fuera de él mismo

y venga hasta el margen de mis ojos

como un abejorro, especialmente,

los de la familia Crabronidae,

solo para purgar el placer de picarme

y de paso absorber la costra física

que envuelve a mi empalagoso sinsentido,

porque disfruta de mis dulces desvaríos

con la punzante costumbre de joder

como todo un modorro bichito patógeno.


¡Cariño!, ahora que te amparas

en la oportuna docilidad del brillo,

mientras me clavas el luto de la sombra,

mírame y léeme en cámara lenta,

porque… ¡soy… tu… gran… Alucinación!

el peor ensueño que haya caído

en el hoyo de tu mente santurrona.


En exclusiva... Yo,

la histrionisa del insostenible espejismo,

el entresijo que sujeta

la sensorialidad de tu asombro

y si te resulta poco, soy el día

que se disfraza de la noche.

Aunque no lo creas, también

 he sido la incertidumbre del quizás,

el perfecto engaño que se fundió

con la enorme claridad de tu sonrisa,

desde que nos conocimos en aquel baile

de disfraces, ¿fue así, Verdad?


Yo era la Mary Poppins

que volaba, salvajemente enfangada,

por el pensamiento de Tarzán

y tú eras Spiderman lanzando telarañas

dentro de un enredo de lombrices.

Lamentablemente, no pude calcular la cifra

exacta de cuántas salvaste.


Solo te pido que en esta distribución de culpas,

no busques la expectación veraz

entre el dramatismo y el kabuki,

porque si de mí se trata,

tiene más futuro Pinocho con gorgojo.

Ya sabes que cuando se me enredan

los diccionarios de la imaginación con la realidad,

me parece que salieras de la boca de un ángel.


Y yo por ser demasiado negra,

me da por reinventarme en la mañana.


Son las 6:00 am.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Monday, May 20, 2019

Trueque





Trueque



Un día de estos te voy a dar el ADN

de mi secreto más bruno,

para que me digas la mitad más sincera

de tus malicias,

para que compartas conmigo

la gordura de tu decorada frustración

y así, adelgace un poco la pose de tu soberbia.


Solo por hoy como primicia,

te diré que mi ceguera es desde que nací,

que soy sorda por experiencia

y muda por los muchos semáforos en rojo

que me traspasó el silencio.


La mujer que soy no tiene forma

para el que tiene el acoso de mirarme

y por el túnel de mi voluntad

preferí partirme en trozos,

para no repartirme entera

a la opinión de un segundo o de un tercero.

Yo he ocupado el estado sonoro de las palabras

con la razón que no depende de otras razones.


Si tú pudieras ver solo un paisaje mío

detrás de mis cerradas puertas,

te darías cuenta que hay muchos pasadizos,

entre raíces, que no llegan a Nadie.


Por eso me da igual

que me acechen con el calor o el frío,

que el rumor le invente moretones a mi espalda,

que me señalen con una antorcha,

desde otra oscuridad aun más desconocida

o me acusen con el murmullo enfermo

que sale de las gargantas rotas,

porque soy yo, ¡sí yo!, ¡Yo! la que elige

todos mis puntos suspensivos...


Y porque nadie sabe a la perfección

como suelen ser ciertas cosas,

cuando hay mucho más allá de por medio.

Pero, tú, puede que seas una de esas mujeres

que por verse transparente

no se mire al espejo o para ser más lírica,

es posible que existas como una rata

insatisfecha en tus propios agujeros

y por querer abarcar latitudes selváticas,

seas más nociva que mi libertaria intimidad.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Sunday, May 19, 2019

Amorados






Amorados




De nada nos sirve

soltar el timón de amarnos,

si te enroscas al vientre de mi círculo vicioso

como un trompo dando vueltas en picada,

convencido de que cualquier salto

te hará caer vivo en las esquinas

incompletas de todo lo que soy.


En las atenciones carnales, de nada vale

ignorar el vuelo interno de la prisa,

si me apresuro a ser la deslizante

gravedad de la montaña rusa

para verte sufrir de algarabía

con el sube y baja de la locura en marcha,

si te conviertes en la cavidad del eco,

donde alojo el sudor del grito,

enroscados, maliciosamente, en la combustión

de esa inminente dependencia.


Tampoco resulta... que te vayas de mí,

cuando tranco el lugar de mis ojos,

porque el terco gesto del próximo minuto

te da el tiempo para que enciendas las luces

que nos devuelven a los surcos

encadenados del día y la noche,

donde eres como el aire

buscando la vida en mi respiro.


Ni me basta que te cierre

los candados del sonido,

los talleres de mi compañía,

los trayectos confidentes del contacto,

si cuando estalla el futuro,

súbitamente, te arroja

como un soldado vencido

en mi dulci-fiero combate,

como quién se resigna a morir

en la táctica sensual de mi estrategia.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Saturday, May 4, 2019

La changa presuntuosa (Soneto)






La changa presuntuosa
(Soneto)




La libélula a diario se jactaba

de ser la comelona del pantano.

Comía rapidito y muy temprano,

como diva la caza disfrutaba.


Posponía la dieta y devoraba

sus presas en exceso cotidiano:

abejas, un mosquito, algún gusano,

sin contar la polilla que faltaba.


Y fue a buscarla con la gran codicia

del rico que jamás se satisface,

en necia travesía y con el brillo,


que a su vez, encendía su avaricia,

mas saltando a su dulce desenlace,

terminó como el postre de un sapillo.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©