Saturday, October 6, 2018

Desnudo abrazo




Desnudo abrazo


Ese abrazo que se enreda a mi silueta,

desnudo de piel y con el tacto del sentido,

reviste mi cuerpo de extrañas inquietudes,

de coloridas emociones, de un tumulto de latidos.

Se desbordan apasionadas las fragancias

al respirarnos tan de cerca, tan unidos,

que dispersado tu aliento en la intimidad del alma

se ruboriza con un color que no percibo.


Tú y yo sintiendo la carne de un abrazo,

ramas que se estrechan y como el árbol, detenidos,

esperando que se aviste el fruto aún prematuro

que muy adentro de nosotros se palpita vivo,

cuando estrecho el temblor y el fuego de tus manos

y me queman el cuerpo, el alma y los sentidos.

 Gestan el fruto del amor con semillas de esperanzas

para que en otro abrazo te hayas de quedar conmigo.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©





Ausente





Ausente



Un cajón de recuerdos es mi mente

del que celosamente guardas llave,

 allí vives detenido, inmortal y existente,

sacudiendo nostalgias con tu destello suave.


Colgado a cada uno de mis pensamientos,

vas tejiendo todos mis sueños y quimeras,

aún inmóviles en las fibras de mis aposentos

como mis más grandes y profundas cordilleras.


Allí, caldeas mis sentidos con el sol naciente,

en la noche eres niebla que en mi cuerpo evaporas,

 pero el rugir de tu deseo me persigue insistente,

al latir en mis sentidos como los minutos en las horas.


He tratado de despertar de un modo diferente,

de apagar tu luz y dejar mis horas incoloras,

pero ni el tiempo entiende cuando estas ausente,

pues con tu luz fulgente es que ruborizas mis auroras.


Así te sujetas a mi alma, corazón y mente,

a mi vida y a otras tantas cosas,

mientras en mi piel se marchitan lentamente

 todas tus caricias como pétalos de rosas.





Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Añoranza






Añoranza




Si tus ojos se abruman en la gris melancolía

o si tus manos tantean mi silueta en la distancia,

 si la voz de tu alma en tus labios aún se orilla

y no puede expresarse por alguna razón amarga.

Si tu corazón advierte que en tus solitarios días

se hace ceniza la llama de amor que alumbró tu alma

y acumulas en tu memoria nuestra esencia viva,

empapada de tristeza e implorando calma.

Si la esperanza que esperas no llega a prisa

y cuelga un hueco sin paisaje en tu ventana,

solo sigue el vivo aroma de esta caricia

que hoy te acerca con la misma añoranza.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©





Sentimiento







Sentimiento




Desde este balcón vuela un sentimiento

hacia el tuyo tan igual en lo distinto,

se desprende con el afán de una nostalgia,

se va con el alma que se fuga en los sentidos,

avanza con la urgencia de una alianza

por los paisajes ficticios del camino,

donde en mil maneras te halla la mirada

dentro de las rutas elegidas del latido.


Esas travesías simples que soñamos

en otras calles, entre otra gente,

que por estar en lo cercano... ausentes,

en lo distante bien saben de regresos.

Suelen volver como la flor al campo,

otra vez como el rocío al pétalo,

nuevamente, con la complacencia del otoño

que desviste primaveras en los inviernos.


Idas y venidas posibles en un solo viaje,

cuando hay un gesto lleno de presencia

desde el escenario que permanece lejos,

sin mostrar las fronteras azules sobre el aire,

sin las márgenes inalcanzables del trayecto,

sin lo imposible de esa agónica esperanza,

que se va..., pero otra vez vuelve,

siempre vuelve cuando se está yendo.





Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






El alma






El alma




El alma, cuántas veces se rompe

en aflicciones, en retozos de nostalgias.

Se desmorona, el dolor la parte

a golpes de sufrimiento, de palabras

en combate o atadas a lo más profundo

del silencio que de continuo nos da la espalda.

El alma se vacía, se hace humo que se pierde,

si hace del amor un fuego y bocanada,

cuando huye como un misterio de repente

al repetir el abandono, otra partida rutinaria,

mientras sigue la vida partiendo

su pureza por el hoy que intenta

un hasta siempre entre las cosas del ayer;

vivos autores del principio en marcha.


El alma se quiebra como cristal ficticio

o como pedazos blancos de un invierno,

incapaces de adquirir colores

si lo que la hace inmortal le falta.

Parece detenerse en lo que va y viene,

cuando el cuerpo siembra las heridas

en sus entrañas y florecen sobre grises

con su punzada intensa, redobladas,

para caer como flechas, otra vez, al pecho

y herir como espinas que exigen lágrimas.

Ese indefectible contacto adolorido

que arrastra el agua a las distancias

con la conocida iniciativa que tropieza

en el final que alcanza el perfil

sombreado de la forzosa muerte,

cuando parece que se marchita el alma.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©





En las alas de un poema






En las alas de un poema



Tengo las alas de un poema

sin programas, casi quietas

y sin cancelar el siguiente vuelo

por otra lira con llegada simple

hasta el trayecto sensorial del cuerpo

que busca el encanto de las cosas,

que se arraciman intangibles

al umbral del pensamiento

con el usual ciclo de la tierra,

cuando alumbran, apagan, giran, siguen

el curso de la ordenada naturaleza

absoluta, con el pulso glauco de los jardines

que se mueven con la acción y las maneras.



Sostengo la mirada hondamente hinchada

de azules que frenan en espesuras verdes,

por que exprimen un mar en pequeñas gotas,

mientras brota todo lo que el interior ofrece

al recrear el regreso de las fugitivas cosas

por los paisajes de algún capítulo

que sin huída, quedó en las sienes.

Alguno con el color de la flor marchita,

con algo más de la aurora breve

de paseo con la encaramada golondrina

que en el aire, ya no supo detenerse,

al cargar esa parte que se nos va de adentro

y sin cautiverio impulsa el vuelo urgente.


Para enunciar la herencia del dolor que avanza

o la alegría perdida que se va y no vuelve

desde el corazón con su ofrenda en rojo,

por que sé que entero me acontece,

mientras su estructura hacia el mañana

es un medio hacer que la visión persiste

con la apreciación que llega voluntaria,

para ser la estampa alicaída de algún relieve

con la repetida decoración de arena

que a la vista acude por costumbre,

a través del instante que desata el temple

la ocasión, el silencio contra el alma,

la emoción viajera o simplemente el gesto

que se vierte con el amor que aún sueña

entre mis manos como semilla libre,

aunque caiga en el vacío como hoja seca.


Porque todo es posible cuando el verso surge,

si robo el aliento de una primavera

o el rumor inquieto de los bosques,

o la esencia de una mañana fresca

impregnada de yerba en una cumbre,

incluso, si arrastra algo de la oscuridad espesa

al capturar la marcha de la sombría nube

con los ojos que devoran su estela negra,

para causar las tormentas que me sacuden.


Tengo los sentimientos gestando ideas:

lloran, danzan, mueren, viven.

Impulsan un contenido de vivencias

en la creativa corriente de la sangre,

cuando susurra la vasta jungla

que me habita el nombre.

Lo demás, es solo aventura del latido

por este diminuto hoy entre ayeres

expresando algo del mundo íntimo

que las venas mantiene a flote.

Tal vez, para que en otro día,

desde otra altura y hacia otro ser

descienda levemente a los sentidos,

y aunque la percepción sensorial con mi esencia

no sea suficiente para percibir la desnudez

de la lectura abierta que desde mí arranca

el sentir mutable. Con el que escribo.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Es hoy y a mi manera




Es hoy y a mi manera


El camino es sin avisos de mañanas

y tengo un hoy que principia

lleno de un presente que me espera.

Es euforia de luz en la mirada,

beso de cielo que despierta

alborotado en su pretendida calma

al activar de frente su imperativa oferta

para vivirlo, soñarlo de mil formas

y rodar mis sentidos en su naturaleza,

y con ella crear lo que aún no he visto

por la dirección que ahora propone

su corriente en fuga entre mis venas.

La que aspira una pisada en el crepúsculo,

una noche blanca de estrellas negras,

algún páramo que madure como jungla,

tal vez una nube en diálogo con la tierra

o lo improbable del callado ruido

si hallo sus palabras de silencio

y a través de mis atentos dedos,

sin más soledad, se expresan.

Con sentimiento de verdoso rastro,

emociones en escarcha o primavera

o con el asalto del otoñal olvido

desertando del tiempo su contacto

para el roce de memorias

que sin límites se entregan.

Desde los escenarios propios

que a voluntad reviven sus pedazos

en la travesía que continúa su retiro

por este hoy que, solo yo, vivo a mi manera.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©