Monday, October 8, 2018

Dentro de mi latido






Dentro de mi latido
(Soneto)




Preciso su mirar de mil temblores

cual brisa que en el mar vital agita,

con ese movimiento que transita

en formas más profundas los vigores.


Requiero su vivir en mis albores,

prendido como un sol que resucita

la luz del cielo, cada vez ignita

besando la mirada con ardores.


Intimo su latir en verso y sueño

y adhiero mi sentido a su cuidado.

Me anexo vertical a su hombro y ceño,


buscando más allá lo inexplorado

de un norte por la vida que da empeño

a andar su alma en trayecto ilimitado.





Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©







Tendrá tu voz (Soneto)






Tendrá tu voz
(Soneto)



¿Tendrá tu voz la zambra de las olas

o el concierto del río entre los cuetos,

suspenderá cantares más discretos

como de aves risueñas en gayolas?


¿Se hará vaivén del eco en otras golas

o tendrá ruidos en papel sujetos,

dando mudo calor a los objetos

como luces asidas a farolas?


¿Compartirá sonoridad de trenes

con la velocidad del extravío

que acostumbra la vida en los desdenes?


¿O hará sentir el tal escalofrío

 que explora y estremece cuerpo y sienes

con el sonido, ya al compás del mío?




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Se ha escapado una tristeza






Se ha escapado una tristeza




Se ha escapado. Fugitiva es mi tristeza.

Va con la iniciativa de un capricho,

pura, sin control y en urgente resonancia

abandonó este cuerpo para estar contigo.

Por arrastrar mis venas llenas de ti en su huida,

acarrea mojados todos tus recuerdos

y es tu nombre consigo a la deriva,

mientras el golpeo de mi alma es un ayer y hoy,

retumbando sin cesar más y más adentro.


En breve, su rumor cautivo será a tu lado,

tal como fue tu herida en mi sentimiento,

por eso ruego que no oigas su quebranto

si con ruido agudo y roto en tu ventana

estruja como a un papel, el paisaje escénico

para mezclarse entera con el aire de tu casa,

con afán adolorido al invocarte sin receso.

Te pido que seas indiferente a su llegada,

seguro el peso de mi pena es sin regresos

y no sé si el inventario del dolor en marcha

es el de un día o es la de tantos

que se quiebran en descensos.


Verás, huyó desde mi interior cansada

en un suspiro de amor, del pecho

y se llenó con mis latidos desangrados,

mientras yo insistía un jardín en su desierto,

un matinal color en sus pesares,

un corazón abierto en otro sueño.

Insté por la posibilidad de otras ilusiones,

situar nuevos panoramas en su hueco,

traté de llevarla al estreno de la risa,

pero decidió irse con su dueño, por derecho

cual mar que siempre es sobre la playa

y tú sabes que en vano es cambiar eso,

porque aun en las tormentas no deja de besarla

y solo en su orilla es total su movimiento.


De igual manera fue con mi tristeza,

solo quiso ser mezcla de tu carne,

para romperse con la firmeza de tus huesos.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Conexión latente







Conexión latente




Te pienso en la mañana caminante
por la creación azul de un nuevo día
y en los paisajes mutuos que transcurren
empalmando los designios de la vida.
Te sé en los rumores de las puertas
que anuncian tus entradas y salidas
y junto a las ventanas y balcones
que dan tu naturaleza sin lejanías.
Te admiro con ese amor despeinado
en las vueltas de una alianza movediza,
tan conectado al borde de mis ojos
con serenata de miradas y sonrisas.
Te advierto en el mediodía que se pierde
con su viaje repentino entre las sombras
al unirte a la andanza de la tarde,
a la mesa y al café tibio en compañía,
entretanto, su ayer ligero es otra noche
y tú tan dentro de ella, que su cada hora
deja de ser del todo oscurecida.
Te siento en este tiempo que te alberga
en mis calles, en sus típicos rincones,
con la altura de tu costado en mi anatomía,
mientras se anida esta presencia blanda
en total coexistencia de memorias,
en permanencia tuyas, para siempre mías.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Siempre habrá...





Siempre habrá...




Siempre volverá un recuerdo

disimulando olvido, entre los dos lejano,

acortando distancia en algún momento

e invirtiendo el suplicio de la ausencia

al mostrarse un tanto en pensamientos.

A su vez, habrá un diálogo en el espacio,

en silencio, sin conclusión, rondando

en la intimidad recóndita de los dedos,

huyendo quién sabe a alguna parte,

tan andariego como la voz,

pero encallando en el blanco de los ojos

y de algún modo en ambos, repitiendo.


Asimismo, habrá dos presencias a la vez

como soldados en batallón

a mil millas de lo amado,

pero en el refugio de la añoranza

con el matiz del otoño en el invierno.

Se irán enrollando al tiritar

bajo el frente gélido de un adiós,

mas con la sangre en lucha

fabricarán algo del abrazo,

mientras incrementa el hielo.

A la vez, los ojos escalarán alturas,

queriendo ser lagartos en busca de calor

por los rincones grises del sendero,

aunque cerrados o despiertos solo esperen

el siguiente orden de la vida

con algo de tristeza en el mismo hueco.





Nancy Santiago Toro
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Misiva en sentimiento (Soneto)






Misiva en sentimiento
(Soneto)




Y será para ti la voz desnuda

de los silencios, rémoras y espinas.

Irá resuelto y dócil por neblinas,

su claro afán, detrás de ti sin duda.


Dios portará su limpidez nervuda

por cielo, tierra, mares y colinas

y en dirección segura a tus retinas

sabrás con Él del énfasis que escuda


esta misiva pura que te roza.

Pues te dará también, al fin y entero,

el peso que sostiene en lo que esboza


al llegar este estruendo que libero

hacia ti con mi vida presurosa

en las trémulas alas de un te quiero.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Tal vez







Tal vez




Quizá no te llegó mi beso por entero.

Tal vez no arrimó con el efecto exacto.

Seguro no rozó mi sedoso cariño por tus labios

ni fue artesano del te quiero presentido.

Posiblemente, su viaje encendido fue tan largo

que dio con una pella de la nieve

y al leve toque de tu lumbre,

fatalmente, se deshizo.

O acaso fue que la densidad de su terneza

abstraída con el deseo por tu carne

provocó el golpe con la tierra

y sin más, su anhelo se hizo añicos

con la íntima parte de mi boca

que suspiraba tu aliento en los caminos

 al querer decorar tu rostro, y de paso

hacia el pensamiento que revive

en añoranza pudiera atar algún recuerdo mío.


Quizá... con ilusión quiero pensar

que llegó allí y está de ti muy cerca

 temblando en la ventana con la brisa,

porque ha elegido ser prudente,

aun con mi desbocada osadía.

 O probablemente, ya transita duplicado,

acrecentando gestos, intensidad, caricia

al deslizarse con alborozado paso

por la esperada piel de tu sonrisa.

Ardiente como llama sin equilibrio

que al caer hacia tu lengua, preso,

diluye su almíbar en el agua de tu boca.

Tal vez, para desembocar en otro olvido.





Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Llamadas





Llamadas



Llamé en su pecho con mi latido,

fue uno solo… tan discreto,

que pareció ser una hoja descolgada

anticipando el posterior invierno.

No hubo respuesta, ni un suspiro

de segundos se oyó en el tiempo

y pensé, “será que duerme y la noche

lo ha atrapado en la red del sueño

o va con la jornada de la distante aurora

que clarea esplendorosa en otro cielo”.


Aun así, dijo mi pensar esperanzado,

"por qué no tratar dos veces",

y con el trémulo del junco sobre el agua

le llamé esta vez con mis sentidos,

todos acoplados y aún más fuerte.

Extrañamente, no escuché sonido,

solo un silencio de leves pétalos saludaba

con su perfil primoroso, abiertamente,

junto al aire que apenas se escuchaba

vivaracho en su tersura,

en ida y vuelta con las sombras

ociosas que ya se veían tras la gente.


Mas dije, "y si llamo de nuevo

y más profundo,

¿escuchará la intención de mi alma

entre mis labios con el palpable beso

que formula el gemido que posee?”

Y hecho así, contestó el epicentro

de la tal indiferencia que aún rueda

y arrastra la duración del infinito,

de lado a lado, cuando pasa por mis sienes.



Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©