Monday, September 3, 2018

Encontré una sonrisa sobre el suelo






Encontré una sonrisa sobre el suelo





Encontré una sonrisa sobre el suelo,

descolorida con lamento susurrante,

en lecho de guadaña, sin más progreso,

tiritaba su aciaga imagen terminante.


Desecho espectral que alojé en mis dedos,

carecía del peso de la felicidad radiante;

esa que llega con un gesto de revuelo

y se evapora como burbuja al instante.


Línea de aire de un anhelo abstracto

hacia el umbral de un vacío inapelable,

subsistía como si un aliento muy lejano

la socorriera con ánimo incansable.


Pero ya cansado su inhumano cuerpo,

ya sombra estéril de aquél semblante,

cayó de golpe su festón del sueño,

se quebró como costura de aquél ropaje.


Encontré una sonrisa sobre el suelo,

¿de qué rostro habrá caído con dolor errante?

Consumada, es todo, se ha muerto,

allá va su vuelo como si fuera un ángel.





Nancy Santiago Toro

Derechos Reservados©







Extrañarme y extrañarte

 




Extrañarme y extrañarte





Extrañarme como si el río con ganas se secara
para ceñir en un milagro sus dos riberas
y en una caricia larga,  y sin retirada
paliaran la sequía con sudor de entrega.


Extrañarme como si el intenso mar aprisionara
la distancia con furia primitiva de marea,
solo para abrazar su barca en sus entrañas
y en algazara de olas infiltrar su arrullo de tormenta.


Extrañarme como si la estación de un calendario
anhelara pintar un paisaje seductor de primavera,
para aplacar la rabia rígida de ese invierno
que a mordidas gélidas te acecha y exaspera.


Y extrañarte como si la tierra con necesidad de lluvia
vomitara hacia afuera todas sus raíces muertas,
para hacerme un desierto de la noche a la mañana,
invadida cabalmente por azarosas dunas de tristeza.




Nancy Santiago Toro

Derechos Reservados©







Entrega

 




Entrega





Acérrimo destello sobre el lirio
en caída cautelosa, con afán de esbozo;
anticipado, ferviente, intrínseco,
trazando deseos con discreto gusto.

La flor de dormida a somnolienta
no reclama lo que penetra al fondo
y hace gemido su color de primavera,
y tacto su aroma hacia el entorno.

Trepidante sobresalto de albor y anteras
en éxtasis de esplendoroso impacto
cual tórrido encuentro de cielo y tierra,
de luz y color en un nudo sin recato.

El estremecido ardor flotando en el rocío,
el temblor sucumbiendo con entusiasmo
y la humedad afianzando en su recorrido
su profuso beso desde el pétalo hasta el tallo.

La erupción del néctar encendido
resbalando con voluntad de orgasmo
y abrazado el destello sobre el lirio,
mientras tú y yo iniciamos nuestro acto.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©







A mi juicio







A mi juicio






El amor es como el eco cuando expresa lo que ama,
si no lo escuchas... fuiste silencio.





Nancy Santiago Toro
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Por ti hice…

 




Por ti hice…




Me roza el aliento triste de la tarde

o en reciprocidad agónica se da la entrega,

de tanto amar me hice verso de mi sangre

y colgué los latidos encelados en poemas.

Y hablé desde mi mente intensidades

desde la pequeña semilla hasta su cosecha,

grité el verbo amar para vestir los aires

y recibieran sus ojos, su natural belleza.

A un páramo sin fuerza lo hice bosque

con un milagro de amor a ciencia cierta.

Hice del silencio agudo, lírico lenguaje,

con el tacto de mi alma en mi presencia

y te miré sin distancias para poder tocarte,

y sentir tu rostro sobre el mío, sin ausencia.

Hice a mi pensamiento un lecho de amantes

para ofrecerte mis sentidos sin clemencia

y te entregué mi cuerpo con su nombre,

sin maquillaje, sin ropaje, en desnudez de seda.

Mas se liberó el ligero río de mi corriente,

un rayo del sol una mañana la bebió certera,

en un raudo vuelo se la llevó a su nube

y me hizo lluvia intensa sin vereda.





Nancy Santiago Toro
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Para que no lo olvides

 





Para que no lo olvides





Cortaste mi silencio y las palabras

irrumpen explosivas al papel,

arrastran estuoso calor de llamas,

se escriben con la fuerza de un querer.


Para decirte que tú eres mi rumbo fijo,

eres el sentimiento que sustenta al alma,

eres la raíz de todos mis motivos,

eres el norte y sur de mis mañanas.


Que eres el brillo de mis ojos,

fecunda esperanza de mis sueños, 

él que me guía a lo más remoto

para ser tú y yo en este universo.


Para decirte, simplemente, que te extraño,

que tú eres la melancolía de mis versos,

para dejarte mi huella en un te amo

y lo siembres en tu corazón y el tiempo.


Y si la duda opaca tu mirada,

todo esto lo escribiré en el cielo

para que cada día desde tu ventana

sientas mis palabras en el viento.





Nancy Santiago Toro
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