La changa presuntuosa
(Soneto)
La libélula a diario se jactaba
de ser la comelona del pantano.
Comía rapidito y muy temprano,
como diva la caza disfrutaba.
Posponía la dieta y devoraba
sus presas en exceso cotidiano:
abejas, un mosquito, algún gusano,
sin contar la polilla que faltaba.
Y fue a buscarla con la gran codicia
del rico que jamás se satisface,
en necia travesía y con el brillo,
que a su vez, encendía su avaricia,
mas saltando a su dulce desenlace,
terminó como el postre de un sapillo.
Nancy Santiago Toro
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