Mortífera añoranza
Derrama la cruenta grieta de mi vida
los reveses plañideros del pasado;
estantigua que profana la misa de mis ojos
al repetir la tortura de su paseo nostálgico.
A mi encuentro son visiones de otro entonces,
prístinas sombras que arrastran mi condena,
aprietan mi cuerpo como si tuvieran manos
y entregan en mis horas sus tinieblas.
Muestran la disección del amor para herir el alma,
extienden la decrepitud del tiempo con destreza,
ante mis ojos desfilan sus memorias enlutadas
con el críptico rastro de indelebles fechas.
No logran hallar la ruta abierta del infinito viaje,
insisten en hacer cenotafios en mi cabeza
para mancillar mi existencia con las gotas de la pena.
Sin más, mi vida agostará como flor al borde del invierno,
mi ser secará como fuente de rocío en finada primavera
o el fatal desierto se hará el cenote de mis lágrimas
y moriré con mi añoranza bajo la adustez de su silencio.
Nancy Santiago Toro
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