Itinerario de la ausencia
Esta noche diligente, solitaria y muda
que supo marchitar estrellas con sigilo,
ser el principio y el final para la luna,
despertar mi cuerpo en este ahora sibilino
cual náufrago en medio de este mar que ahoga
al no desembocar en tu presente de continuo.
Mis ojos flotando en aguas de tristezas,
dentro de tantas imágenes hundidos,
el aire como un paréntesis en tus brazos,
haciéndote silueta de humo hacia el destino
y la burbuja de mi beso, sin tacto y con la prisa
entre los suspiros que avanzan, fugitivos,
otra vez retornando hacia tu orilla,
esa que posees tan idéntica a la mía.
Mientras arrimo en una soledad con muros
y como si todo el peso de la vida cupiera en ella,
padecer su confinidad plúmbea y sin renuncia
con el impacto de los caminos recorridos.
Todos fusionados en este instante de amargura,
en este punto de la existencia rodeado de vacío,
con otra mañana reiterando el itinerario de la ausencia
y finalizando como el viento fugaz, sin contenido.
La ancha silueta del crepúsculo
reduciéndose a la nada
para caer como el tapaboca
del silencio sobre el grito,
para repetir el fracaso
de otra noche en la mirada,
y el derrumbe de otro día
como una explosión en los sentidos.