Engendro versos de amor para el camino,
prolíficos, desde la roja marcha de mis venas,
trepidantes impulsan a mi alma en su pujanza
y con algún gemido buscan vivir con persistencia.
Algunos prematuros al respirar la vida se ahogan
con la impura fricción de su raíz poética,
otros con abierta intimidad y enardecido pulso
quedan huérfanos dentro de la indiferencia.
Los tenaces, entre visiones y penumbras,
que alcanzan el umbral de la luz con fuerza,
logran el latido críptico de la presencia en fuga,
pues siendo, es la libertad quien los condena,
por que respiran colgando del viento a solas
con su arrullo soledoso de calma o de tormenta,
con humedad si caen entre las espinas de las rosas;
huellas de mi sangre. A duras penas su existencia.
Mas no buscan un destino de filigrana,
siquiera el brillo del arte para sus vivencias
ni lo eterno que sigue y sigue sin contacto,
mucho menos la fama que mengua en otra huella.
Ellos ansían ser en movimiento de sentidos,
en la interna inmensidad del cielo y tierra,
sentimientos sin cadenas en la señera luna,
el canto del corazón refugiado en un planeta
para sentir el tiempo con las mismas estaciones
que conforman este cuerpo hasta mi esencia.
Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©
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