Con el Arte de Vivir
De pobre reflexión y entendimiento,
deliras a menudo en la pobreza,
valorando los lujos, sin riqueza.
Sin medir tu pamema en crecimiento,
por husmear en los demás el fiasco
que en Ceguera no miras en ti misma,
igual no ves los fallos de la crisma
formando el musgo infecto de tu atasco.
Mísera en las palabras que frecuentas
con la exageración de mojigata
al usar esa terquedad barata
que escapa de tus propios trabacuentas,
sin detener el freno hasta la envidia.
Necesidad del cántaro vacío,
presto para guardar el mosquerío
del presente acoplado a tu desidia.
Natural en los muchos avatares
enmascarados. Tanto tienes, tanto
vales. Mediocres sobras del quebranto
liando sombra y ceniza en tus andares.
Ahora dime tú, si el paradigma,
¿de pispajo, de rata?, rompe el saco
de la fortuna hostil que aquí destaco
visible en la espesura de tu estigma.
Solo tu pensamiento inmoviliza
tu triste posesión en vericueto.
Mal soberbio del tonto más pobreto,
colmado de estrechez encubridiza.
Te pregonas sin ser lo que no eres,
nombrando de virtuosos los principios,
que en tus acciones son contraprincipios
carentes de verdades. Menesteres
que aumentan a la vista tus fracasos;
la hilera, sino hay dos sin tres. No insistas
las apariencias santas, moralistas,
que sé tu cuento chino y los escasos
bienes de tus razones financieras
que miden tus pequeñas facultades.
No eres ni el uno en mis totalidades,
ahorráte conmigo enredaderas.
Sembraste y en cosecha aquí estoy
echando la pitanza en tu cocina,
es al pan, pan y al vino vino. Mina
del deleite que mezclo con el hoy.
Derrite la Idiotez Materialista
que desgasta tu ser de día en día,
si yo de cuerpo entero en la ardentía
disfruto de la vida cual turista.
Si no serás ni roca en mi destino
ni en lo demás que aguarda lo imprevisto,
no te gastes, si yo, triunfante, insisto
la Vida hasta la Muerte. Mi Camino.