Tuesday, June 7, 2022

Desiderátum que no cuesta nada




Desiderátum que no cuesta nada




— ¿Qué contemplas?— preguntó él, mientras fijaba su vista en los escaparates que en interacción indescifrable se adueñaban de sus ojos. Obviamente ella, con la mirada conceptual que la iba ingresando en el drama expectante del misterio, fue haciendo visibles las palabras…


— Miro la vida en esa esquina sin importancia, condenada al recreo de las sombras, donde cabe un horario de ciudad inquieta. Alguno sin fecha al llegar, uno arisco a las eternidades que viven tallando las horas del destino. Uno cualquiera… Repleto. Vano. Quebradizo… como la distorsión de la chispa que admite haber sido, antes de soplar su huella sobre cualquier distancia,  hacia el foso del ayer, al archivo abstracto de la nada. —


Él, de repente, puso en sus retinas la búsqueda que impulsa la inevitable creación entre la espuma hasta el asombro que musita… — Hasta la nada, ¿la puedes ver, dónde se esconde? —


— Ves allá, justo en ese percepto que acoge el infinito como un día. Míralo… con fuerza… desde el corazón que se desborda por palpar esa azulada magnitud en movimiento hasta las compuertas del alma…

 

Nunca cierra la creación de buscar otras maneras abiertas como alas ante las encrucijadas que extravían algún posible entre espinas, admite la visión que alarga esperanzas, permite ilusiones de los resultados perdidos, ideas como un vuelo repentino de gaviotas llenas de los soles y sombras que escuchas mentalmente, antes de agolpar sus matices en el alud de los sueños. —


— Entonces, la nada posee la materia de los sueños — dijo él con la sorpresa de lo inmediato en la nuca.

 

— ¿Quieres verlos? — preguntaba ella a la vez que señalaba la cambiante humanidad de ese momento.


Él, soltando la jaula de su pecho, ya volaba en sus palabras, y ella sin dejarlo atrás, lo guiaba a esa latitud rodeada de horizontes para llegar como jamás había llegado nadie.


Y allí estaba la nada, con su forma más abierta haciéndose más grande, él la miraba absorto como quién disfruta con todo el pulso de la euforia lo nunca visto.


Ella repentinamente, soltó el espiral del largo viaje y lo tendió como el dato entre los labios que enfatiza…


 — Son esos, todos suceden allí y salen con zapatos grandes, pequeños, de colores, después de entrar descalzos a la ceremonia del arranque que se lanza a la vida fértil de cualquier deseo, para continuar como ahora, a pesar del inicio con final profético en los calendarios de un apocalipsis.





Nancy Santiago Toro

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Saturday, May 21, 2022

Aburrición de áridos rincones




Aburrición de áridos rincones



Desde el pesimismo entre las sienes

con la aburrida alianza de su carne,

llega fácilmente al evo de la queja.

Viaje hasta el efecto salino del agua,

ahora que las humedades se manchan

con sus deformadas escenas.


Hace rato cae sin imágenes de fuego

hacia lo más hondo de la costumbre;

punto de alivio, de abrigo, de apoyo,

de bienvenida soñolienta donde ancla

los sinsabores en vínculo fatal

de aburrimiento y rito. Hasta allí,

con faceta de digna rigurosa

en la estación de lo mismo,

porque desde adentro hacia afuera

se requiere más que intensidad 

para gozar las entrañas de un verano.


Al menos desde el corrupto comienzo

un mundo obligado a una multitud

transforma grises por luces

condignas al fuego sin recato.

Dispersan el don de las enredaderas.

Sueltan contornos multiformes

para arder sobre las cosas, por el tiempo,

hacia las ciudades que se abren al calor

donde escupen el intimismo

sudoroso de hembra y macho

    con libertad vibrante y sin permiso,

con la naturaleza de las razas torcidas

que sobreviven un poco más

en las ráfagas del sueño,

si hasta la aspereza de las calles

se mezcla con el bombón del deseo.


El resto lo sabes, al deleite

 que exuda de gusto suele acercarse

una perra en celo con sus ganas

a medias, el vientre en círculos,

usualmente llevadero entre paradas

sin afanes y observando con ojos

de sosa insatisfecha, ese sexo

excitante del primer polvo

que sigue amarrando desatinos.


Aparece justo antes de volver

a la redondez de la calma

como una cruda materia de huesos

que se hunde en la vida que pasa

con toda la monotonía de lo ido.




Nancy Santiago Toro

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Saturday, May 7, 2022

Dueña





Dueña



Todavía más ajena, más conmigo,

a sobremanera, más itinerario,

a gusto mío más fuera de este mundo

y a mi modo, sobre tierra, más mundana

a través del gran desfile del teatro

acostumbrado al contexto de la vida

exigente de enmascarado público.

Voluntariamente, extraña.


Sin parar, sumamente laberinto,

más hallazgo, a la par, estampa,

demasiado huella del suspenso,

peligrosamente, más batalla.

Más desvíos en los paraderos

de la ausencia con mi cuerpo.

De continuo, más parajes

hacia adentro, más repudios que soltar

en vocalía de controversia.

A lo sumo, crucigrama.


Día tras día, sin cesar, más dueña

de la explicitud escandalosa

en talante de hemencia satisfecha

que a fuerza puntiaguda

 digo y callo,

cotidianamente, más desorden

en la revolución de la ordenanza.

Más alacridrad ante el hincapié

sin aledaño y más allá del morbo

contendor, totalmente, a rajatabla.




Nancy Santiago Toro

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Wednesday, April 20, 2022

El cuerpo que me habita (soneto)




El cuerpo que me habita



De lleno, somos hábito y sentido

en una conexión de mar y espuma

con el beso que das y en mí trazuma

la humedad del contacto repetido.


Desde ti es el amor que nunca impido,

hacia ti es la pasión que no se esfuma,

de los dos es el hoy que así perfuma

esta vida y tesón que hemos unido.


De ambos es la figura en el espejo,

desnuda y honda en el momento exacto

en que el calor asciende con la aurora


y nos ubica en la moción del tacto…

Como raíz en medio del cortejo

incitando la sed que más adora.




Nancy Santiago Toro

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Tuesday, March 15, 2022

El mucho a precio (soneto)




El mucho a precio



Sabelotodo, con mental guapeza,

se ha puesto la corona de brillantes,

tan repleta ha quedado de diamantes

que en España quedó la reina tiesa.


Desde enero se exhibe como alteza

y sus gustos ahora extravagantes,

gozan, tras bastidores, de ayudantes

dispuestos a limarle la aspereza.


Aunque le cueste doble el rendimiento

llenito de inflación que pesa en oro

se da el lujo que alcanza lo que quiere;


el coulis de limón y no me azoro

si como carne fresca lo digiere

para entregar su corazón contento.




Nancy Santiago Toro

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