Tu marea placentera y alborotada
se enreda en el pulso de mi brisa,
vibro con tu profundidad de mares
como odisea rumorosa que se afirma
con tu risa, tu caricia, tu palabra;
vaivenes que seducen mis orillas.
Te absorbe el fondo de mi estancia
y despierta mi oscuridad encendida,
y con tu melodía fiel y bien cantada
estremeces mis cimientos, me cautivas.
Con tu vital surco de fuego y agua
sacias el interior de mi anatomía
y con tus huellas de cuerpo y alma
construyes la alianza de dos vidas.
De tu simiente brota la historia,
el fértil amor la mantiene viva
y se nutren desde mis venas,
tus pasos, tu contenido y autoría.
A tu firme raíz, desde mis entrañas,
un sueño polícromo le germina;
se entreabre bajo la tibia aurora,
en tallo de insomnio, no dormita
y florece su realidad, ondea su cara,
nos traspasa su mirada, nos respira
y queda colgado sobre mis ramas
como fruto pleno, me palpita.