Parece que su pasión ya no arde,
perdiéndose la ilusión de este amor,
así como el aroma pierde,
lentamente, los pétalos de una flor.
Parece que poco a poco se aleja
como de la noche lo hace una estrella,
que con su fulgor es la que más brilla
y cuando amanece al firmamento deja.
Parece que me va dejando una pena
como un castigo en mis entrañas,
como deja una ola en la arena
la humedad del beso cuando la baña.
Parece que es su amor que se apaga
como la llama que aviva el fuego
que con intensidad se propaga,
quema, duele, mata y hace cenizas luego.
Nancy Santiago Toro
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