Thursday, February 25, 2021

De la luz a oscuras




De la luz a oscuras



La Vanidad cabe en cualquier palabra

pretenciosa de tanto idolatrar el retrato

idealista en una metamorfosis

aplacadora de asperezas humanas.

Como si fueras movible

en una mansedumbre conceptual

que te mantiene a salvo

cuando huyes de tus cicatrices

y haces de su hogar de piel hasta la médula

un lugar extraño en tu memoria.


Qué armoniosa es la imagen

cuando te finges intacta

como una luz amnésica de sombras,

como una alegría emancipada de tristezas,

sin roturas, exenta de golpes

en la lucha humana que te alquila

un dolor en otro idioma

y peor, si cargas siete gatos

kenianos profanando tu barriga.


La integridad y tú logran un hiato,

dado que lo tuyo es caer

en el holograma apetecible

y, como cómplice del olvido,

poder crear una historia puramente dorada

en un rastro aparencial y sin errores

para terminar breve y absurda

en la mueca del asombro

que te devuelve inevitable

al interior que se abre

como una selva repleta de ti.


En cuántas vidas de apatía

 deambula el vivir del tedio.

Me basto y sobro en una sola,

mujer con lo puesto, si el peso del bagaje

vivido es suficiente en una andadura

que se independiza del todo,

cuando los genes del placer

pierden el ne quid nimis.


Menos mal que la Muerte no protege

las partes blancas del morir oscuro,

razón para no acabar en sus fauces

como algodón de azúcar,

 el día que se lleve mi viaje

y remate su excursión de jungla

entre las piedras con el repetido

final rodeado de cenizas.






Nancy Santiago Toro

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