Thursday, November 21, 2019

Caminito mío (Soneto)






Caminito mío
(Soneto)




En el secreto entorno de la vida,

el albor me perfora en cada puerta

y audaz le doy mi sombra por la oferta

colgada del dilema en la partida.


Después, la incertidumbre en la salida

es inquietud crucial que desconcierta,

yo con ella prosigo más incierta

que el arribo de cada bienvenida.


Así me uno al zigzag de su premura

y al procaz albedrío de su espanto.

Me hago acertijo en su interior viajero


y asumo su misterio en mi figura,

aunque la exultación y el desencanto

mezcle el agua y la dicha en mi tintero.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Por ti, Adán






Por ti, Adán




Yo no tengo un espíritu dormido,

ni el carácter ni el alma es de madera,

voz de una vida llevo a mi manera

para escuchar el ritmo del latido


dentro del hoy que vivo sin mañana,

si el futuro es incierto y secundario,

aunque otras lenguas digan lo contrario,

soy Yo de mi presente Capitana.


Jefa y Dueña del plan que ensayo y nace

a diario con el arte de mi instinto

al crear sin cadenas lo distinto

con la roja pasión que satisface.


No busco en el pasado, ya cubierto,

por no ser una araña en la trastera.

En la vida prefiero ser pantera

con el deleite del rugir experto


y la firmeza siempre hacia adelante.

Atrevida, cazando en la existencia

el modo y el sabor de la experiencia;

que es Madre del Saber y del andante,


cuando brinda el desmadre de la selva.

Negra al dar el grandor de la batalla

en subsistencia frente a la contralla

del verdor, a pesar, que no resuelva


la hostilidad florida en lo salvaje,

que en su entresijo engendra la discordia

como un dios Ares, con afán de incordia,

encaramando dentro del paisaje


la perversa cabeza del tirano

al porfiar el decoro criminal

del célebre pecado original

que iluminó el infierno de antemano.


Yo, sin la terquedad del inocente,

tropiezo en la simiente de Eva: eterna

y atada cual raíz en cada pierna,

desde aquel tropezón desobediente.


Solo ella, aun sin freno y con apuro,

volvería de nuevo al paraíso

para iterar la historia y si es preciso

llegaría al ayer. Muy de seguro


con el mismo patrón del gran Inicio,

terrible y futurista de este mundo.

Por ti Adán, en un mínimo segundo,

ella iría al comienzo del flagicio.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©