En cada parte de ti
Entramos a la existencia de la escena,
a los ángulos contiguos del instante,
a un regreso con vocación de mañana
dispuesto a derramar la ceremonia de la tibieza
en la cadena continúa del ahora,
que va reduciendo a la noche como a un lunar.
El de siempre, situado al sur de la altura
como abreviatura de sombra rendida
ante la próxima escala fulgurante
que acontece lenta, lentamente.
Apenas cálida cuando asoma adormecida,
reclamando, segundo a segundo, el espacio
por donde se propaga y desliza,
se interna y se mezcla tan liviana
a la desnuda tez del beso
que repleto de mí es calladamente tuyo.
Tibia, mientras invade los rincones
que en libertad encadena como si entendiera
la enredadera de la piel y el tacto,
cuando aprisionan los surcos de la vida
que se encienden a oscuras.
E intensa, cuando nos da a probar del sol
cual si fuera una traslación
global transformada
en el momento que nos circunda
con las mil maneras de sus luces,
aun sin haber amanecido.