Friday, October 12, 2018

En cada parte de ti





En cada parte de ti




Entramos a la existencia de la escena,

a los ángulos contiguos del instante,

a un regreso con vocación de mañana

 dispuesto a derramar la ceremonia de la tibieza

en la cadena continúa del ahora,

que va reduciendo a la noche como a un lunar.

El de siempre, situado al sur de la altura

como abreviatura de sombra rendida

ante la próxima escala fulgurante

que acontece lenta, lentamente.


Apenas cálida cuando asoma adormecida,

reclamando, segundo a segundo, el espacio

por donde se propaga y desliza,

se interna y se mezcla tan liviana

a la desnuda tez del beso

que repleto de mí es calladamente tuyo.


Tibia, mientras invade los rincones

que en libertad encadena como si entendiera

la enredadera de la piel y el tacto,

cuando aprisionan los surcos de la vida

que se encienden a oscuras.


E intensa, cuando nos da a probar del sol

cual si fuera una traslación

global transformada

en el momento que nos circunda

con las mil maneras de sus luces,

aun sin haber amanecido.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Cuando un incendio oscurece






Cuando un incendio oscurece




De esos incendios en el pecho

que convierten el amor en fugaz ceniza

y justo en el instante del fuego consumado,

sobrevive la frialdad de ese calor a la deriva,

donde rueda una ilusión calcinada dispuesta

a ser la más simple metáfora del polvo.


En esa mezcla de final entrelazado

es que me adhiero a tu postura más abstracta

para entender que el aire de un adiós

suele ser más vivo que el cuerpo,

cuando el corazón se torna un nido de niebla

para todos los grises que se arriman.


 Si lo visualizas en proyección contraria,

verás que los párpados se arrastran

por la humosa dimensión del olvido

y, a contracorriente, algún recuerdo agrietado

es la partícula de aquellos paisajes

que las sombras ya oscurecen.

Percibirás... que el olfato, esclavo del viento,

es un peligro insoportable que convulsa

sobre la secura de las huellas;

ahora con esencia a incinerado camino

 hacia la siguiente distancia.

Sentirás que la mirada nace para morir

con un doble golpe de escarcha,

 apagando por entero la temperatura

de aquel beso definitivo

que rozó mi alborada en tu invierno.


Solo el tacto tiene otra forma de contacto

para el ritual indiferente de las manos

que nunca iniciaron el rescate urgente

del ascua que temblaba de frío en los dedos,

por eso, si logras entrar a la última caricia

crepuscular que te di, puedas ceñir contra ti

la doble intensidad que llevaba

de este extremo al tuyo. Y tal vez allí,

en acoplamiento sensorial

con ese hervor lejano,

ya no sientas tan oscura la noche.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Algo de tu ausencia





Algo de tu ausencia




Su ausencia decora la hondura en la mirada

y flota su inmortalidad dilatada en las retinas.

Tan serena como un ángel sin restricciones

y ligera como una amenaza pendiente

a punto de lograr todo lo humano en un recuerdo,

con tanto de los errantes perfiles de la noche

y mucho más de la continuidad dorada de los días,

que al cruzar los ojos con pasos de nostalgia,

pesa más que una alianza sin olvido.


Mi acostumbrado corazón le da la bienvenida,

toda vez que llega entera con su regreso

estampado de caminos y sin detenerse

me atraviesa su cercanía de cualquier modo.

De frente, todavía conserva el fulminante color

del encuentro que llevaba el primer día;

el de aquel instante que a pesar del ayer,

ofrece la tonalidad del tiempo

que aún en pasado hasta hoy lo recupera.

De espaldas, tiene un hueco de puerta

interminable que pareciera un túnel

posible hacia una rendija infinita de su alma.


Mas de largo, es como un destino movedizo

que me salpica. Uno de cauce y trayectoria,

prolongado como si tuviera la exacta medida

de un río junto a mi orilla

al preservar, sin expiración,

la urgencia de adherirse

a mi aledaño, pero sobre todo,

al rozar esa irrompible profundidad

que defiende, largamente, a cualquier altura.

Cuando, sin rendición, se desliza en torno mío

con la transversal eternidad de la compañía

que materializa tan cristalina su ausencia.




Nancy Santiago Toro
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Gestos del amor (Soneto)





Gestos del amor
(Soneto)



La alianza tiene olor a despedida,

profusión de zozobra y gran empeño

en mostrar la apariencia del ensueño

que desfigura el seno de la vida.


Arrastra por el mar su onusta herida,

extiende un acre aroma en su diseño

que deteriora el alma y solo es dueño

de la estela y mesticia presentida.


Dejó de ser, es polvo. Ya es ausencia

fatal del abandono que evidencia

el interior de aquel adiós gestado:


pedazos de incapaces ilusiones,

efímeros placeres e intenciones

y el gesto de un amor al fin quebrado.




Nancy Santiago Toro
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De repente abril






De repente abril




Después del invierno se alza tu imagen desafiante

como la de un horizonte extranjero de su blancura

o como si fueras una advertencia en el vacío

en diálogo arrepentido junto a un cielo

que te rodea de mar alegre, de aire puro

y de paisaje interminable

con todas las distancias que nacieron contigo.


Erguido entre la transitoriedad azul, que después

del mediodía, ya bosteza, y con el regreso verde

que parece nunca haber partido

de la inmovilidad que te hincas hacia adentro

con la rotundidad del triunfo, mientras afuera

te acarician las mimosas lluvias abrileñas

que hace varios momentos anubarrados acaparan

con su coro de agua breve. Entonando el deshielo.


Bajo su altura calada me hallo y desde mí hacia ti

con la incomprensión de su arte húmedo

que empapa cada ángulo del día,

pero como si todo le perteneciera en una tarde.

Tanto, que hasta ha mojado las ausencias

que ayer soltamos, mientras jugaban

a esconderse tras la niebla que hoy las amamanta

en su vientre como dos suspiros breves

y a oscuras dispuestos a encontrarse.


Se han asomado con la desgana de brillar

un sol sobre el pensamiento que es cobijo,

pero hoy como ayer solo les basta una luz a oscuras

para llegar a ese disponible rincón seco

que no pide abono para una rodaja de futuro

ni esperas para una tajada de presente

y porque allí también, entre las sienes, es abril

firme en clima y color, aunque su espacio

solo retenga tu cabezo prematuro de cosechas

sobre el relieve castaño de mi nostalgia.




Nancy Santiago Toro
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Latimos





Latimos




Me acerco y al segundo me respira

con la causalidad del viento sobre el árbol

y total es el alboroto que aproxima,

que descose el instante, mientras tanto,

 asoman las sonrisas de los ojos ocurrentes

como si la mirada sonara su entusiasmo

o parpadeara un ritmo de emociones

o el delirio de un roce reservado.



Inevitable efecto que germina

 el empeño del lenguaje entre las manos,

entretanto, crece el germen del silencio

acompañado con los verbos del contacto

al expresar el pulsión del movimiento

 que nos lleva a escalar algún verano,

donde somos desde el fuego a la ceniza,

en medio del calor, vehemencia del sujeto

prendido al placer de un predicado.



Se acerca… y yo al segundo lo respiro

con su fragancia de amor alborotado,

que alarga su esencia hasta mi sangre,

la complicidad de su camino con mis pasos

y esta interconexión de la apetencia

que nos mezcla... con solo respirarnos.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©