Wednesday, October 10, 2018

Tu lenguaje hasta mis ojos (Soneto)






Tu lenguaje hasta mis ojos
(Soneto)




Tus palabras de origen más cercano

que expresaron el diario de tu mente,

el néctar del amor y el ser urgente

con el fragor carnal muy cotidiano...


Traían tu aire, besos de verano,

tu yo de noche y tanto del siguiente

albor en triunfo, sin dejar el ente

de mi sueño en trayecto asaz altano.


Eran, pero al traer la cruel mareta

y el volumen voraz de los despojos,

retorcieron su ayer en voltereta,

 

dejando sombras mudas y rebojos

y un recuerdo que trae la pirueta

de un lenguaje rodante por mis ojos.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Del diario de tus cosas





Del diario de tus cosas




En la diletante quimera del contacto en curso

con ansias hambrientas de caminos

hacia el marco de la acostada tierra

donde germinan las raíces del cariño...

Percibí que caminaba por una ruta andada

al presenciar la experiencia de tus ojos

con el aleteo que reconoce las metáforas

del cuerpo dentro del escenario íntimo.

Diestros, al soltar el don de la inicial mirada,

cuando toca y es mucho más profunda

que el tacto de unas manos

al tentar la piel con su mutismo.


Dentro de esa huella con el brote

diario de otras cosas pensé,

que solo con tus pies

éramos caravana por el mundo

y que tu vivir con el mío a bordo

era un tráfico insistente de motivos.


Desde esa vez con tu presencia a solas

sentí que la solemne brevedad de un día

era el roce ilimitado del destino

y que teníamos ese vínculo

persistente de la bandera en asta,

de la vegetación en suelo o la inevitable

conexión de la ribera al río.

Al igualar su abrazo adherido e inconcluso,

al decidir copiar su corriente

de trayectorias impensadas

en mezcla de ascensos y descensos

con el complemento natural del ritmo.

El que suele concluir en el volteo

de otro estreno veraniego

con la repetida misión de aquel origen

cuando, frente a un mar de verdiazul viajero,

no existe más necesidad que la misma playa.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©





Me tienes






Me tienes




Me tienes tan cerca de ese todo

en curso al que tú y yo llamamos vida

paralela, y estoy en la rueda de tus ojos

cual inquilina en el vaivén de tus retinas.

Próxima...

como el calor encaramado

en el azul abierto de tus días

al compartir la certeza del paisaje

por las tantas superficies conocidas,

a las que volvemos en alharacas de añoranza,

cuando las huellas surgen de puntillas.


Me tienes... tan contigua

como parte del paréntesis

que encierra la historia de este rastro,

cada vez que otro entonces nace

y se aproxima como gestor

del sentimiento que nos abre un surco

hacia el frente en el relato,

para moldear el presente de las cosas,

desde la estación primera del hallazgo.


Soy en ti como piel sobre tus huesos

que el tiempo pareciera haber juntado,

cuyo complemento inexpugnable

es enlace, es compañía que trabaja el paso.

Pues yo al igual te tengo

en esta continuación colgante del espacio

que nos entrelaza sin medida

al vicio del encuentro voluntario,

donde ampliamos la galantería,

desde los crecientes rojos de esta tierra

hasta la flamante luna del noviazgo.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©





Hoy vital





Hoy vital




Hoy pudiera romper

con un solo verso al corazón,

ausentar sus gotas

estranguladas por completo,

quitar su ruido de estentóreos trenes,

apagarlo de continuo como infinito negro,

callarlo con el último cierre de los labios

que libera el espectral aliento

y con el delicado ascenso de su rumbo

delinearle un sepulcro en el descenso.


Hoy podría vaciar su rojo en la penumbra

para ocultar un reposo de blanco eterno

como si fuera nube que de mí se escapa,

sin más afán que el interminable cielo

y que sea inalcanzable con el vuelo del difunto

sin más presente, sin después,

con el simple adiós del vagar perpetuo,

aunque ignoren los segundos de su sangre

que la salida de lo humano

es para otra entrada sin regreso.

Y así, duerma como inesperado extraño,

dentro del contenido frío de un hueco,

entretanto, toda la tierra me olfatea

inmóvil en un nocturno de terciopelo,

con el destino polvoriento de la carne

entre las fantasmales sombras del sendero.


Hoy podría... parar el movimiento

de su latir olímpico hacia el aire

o el del trémulo mar en salado duelo

y alcanzar la muerte que no llora,

la que eleva la secuencia del silencio

al fin glorioso, con carácter de alegría

hacia la misteriosa isla de los muertos,

pero me nace otro enjambre de suspiros,

porque vive un guerrero espíritu en mi pecho.





Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Tus ojos en los míos (Soneto)




Tus ojos en los míos
(Soneto)




De cerca oigo tus ojos en los míos
con llamada de tarca silenciosa,
pareciera traer fruición clamosa
o un motín de deseos sin desvíos.

Fijamente, entrelazan pardos bríos
en sonata de entrega sonorosa
y en labor de osadía temblorosa
combinan la romanza en atavíos...

De pasiones internas que acontecen
con miradas vibrantes que, de facto,
en cadencia de afanes nos ofrecen

el mutuo regocijo que hace exacto,
el punto donde nacen y adonecen
expresiones calladas con impacto.



Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©





Existencia





Existencia




No extingue la existencia del pero,

pero que ayer se acabó,

pero que mañana no existe,

pero tú, pero yo...

Habitando el presente

con la mezcla del polvo

que convida a las formas

humanas en su cada vitrina.

Luego, el residuo poblando

las manos y son tantas

clamando el roce del H2O

en direcciones elípticas.

Pues ellas se llenan con poco

si lo mucho es un sueño y es terruño,

y una casa que a menudo convida.

Mucho más hay en la gota de un ojo

que baja en tristeza con todo lo espeso

de sus noches y días

y aún contonea como una luciérnaga

con el blues que no cesa su nota efusiva,

entre las razas con idéntica marcha

hacia el tren que recoge la trama

de barro que el tiempo recicla.

Tráfico de memorias sin lengua,

con sus pies en los mismos caminos andados,

esos que siguen atando la tierra a la vida.

Donde pisa quien maquilla sus trapos

y se los pone al prójimo de otra manera

con la estética de la usual agonía.

Pisa el vecino como repetido viajero

que pasa haciendo derecha

con su quehacer de espaldista,

andariego en sus cosas oscuras,

mientras critica en cualquiera

las mil y otra milla.

Es que yo solo pienso en voz alta

como una más del rebaño,

donde me llega tanto olor a santo,

revuelto con el hedor a sardina.

Cuello y corbata tiene el que roba los clavos,

pero también el que dirige la misa

y muchos son los que saben clavar los sentidos,

porque la ilusión ajena es su codicia.

Tiran sus piedras, por carecer de pecados,

¡qué cosa!, la afín hipocresía torcida

de las caricaturas de carne en escena

con devoción de artesanos en otros,

mas usando los dedos de su propia desdicha.

Pero arriba, que el pan es de todos

y el paisaje requiere mañanas

para vivir los fragmentos de la notomía,

porque todos por igual

tenemos que hacer este horario

de olfato, visión, oídos, sabor y tacto;

ingredientes del todo pequeño

que somos, ¡¡¡ay!!!,

pero hay quien siempre lo olvida.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©