Thursday, September 20, 2018

Bebiéndonos el alma





Bebiéndonos el alma




Eran las fechas caídas anunciando el mañana,

la vendimia de un presente sin huellas de pasado,

la corriente del río que hacia una dirección avanza

y tú y yo como las sedientas riberas de su brazo,



siguiendo el cauce rumoroso de su jocundo canto

a través del bosque, la llanura o la montaña

para continuar la senda hacia la cúspide de los años

al librar con nuestro espíritu las crecidas batallas.



Hasta cruzar el bruno fondo del futuro, cristalinos,

saboreando el crepúsculo ardiente bajo las aguas,

holgados por el mundo y corriendo al mismo ritmo,

porque en firme acoplamiento, a mi lado, tú te hallabas.



Hoy es sentir cercano el calor de tu lejana brisa

como quien acerca el tibio beso en la mirada

con los guiños del amor haciéndome la vida,

al bebernos en el mismo recorrido nuestras almas.





Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Por este amor





Por este amor



Lo amo y por amarlo tanto, lo amaré.

Así como cuando la mirada contempla al cielo

y no cabe en los ojos su grandeza

o como una interminable noche de misterio

que te hace contar un jardín de estrellas,

pero son tantas que el cansancio te doblega en dos

y al final se malogra la maldita cuenta.


Yo pude amarlo. Lo amo. 

Quizás él no sabe cuánto

y pase esta vida y otra, y jamás lo sepa,

porque si después de esta vida hubiera otra

aún cuanto más yo lo quisiera…

Como esa luz universal que en lontananza 

llega y lo cubre todo, hasta las penumbras más discretas;

silenciosa pero cuanto dice sobre las sombras

si hasta ellas mismas con su tacto quedan ciegas

y sordas cuando su mudez grita en todos los espacios

su vastedad, su corusques y su pureza.

Ella arropa, despierta la mañana, 

hace crecer las siembras

y aún en la noche más oscura 

resplandece en una estrella.

Pienso y afirmo que así es el amor, 

cultivo en opulencia

o es esa chispa que en el alma se hace hoguera,

incendiando la vida hasta la muerte eterna.


Le di todos mis sentidos y cada una de mis venas,

y se mueve, se arquea, se derrama con tanta fuerza

como si fuera un inquilino ansioso que se adueña,

sin pedir permiso de todo lo que a su paso encuentra.

Al final todo lo destroza antes de su ausencia,

mas lo amo y no serán suficientes estas palabras

para expresar en un sentimiento encelado y escrito

esta morada confinada con su amor en la tristeza.




Nancy Santiago Toro
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No me verás llorar






No me verás llorar




No voy a llorar esta pena que me quema

como leña al fuego en esta gélida tarde,

no verás en mi rostro una lágrima siquiera,

pregonando desde el fondo 

el dolor que me dejaste.

No me verás llorar por orgullo,

por dignidad, por lo que sea, aunque mis ríos 

se hayan desbordado en mis rincones

y quieran reventar enlodados de rabia y de tristeza

para soltar mis escombros 

como la evidencia de un desorden.

No, no verás el brillo de mi alma rodar por mi cara

como las gotas perladas de un atavío lancinante

ni como corriente de una cellisca que se afana

en derribar las sonrisas que quieren levantarse.

No verás a mi sollozo causar el placer de tu rubiera

como si fuera pirueta de un payaso por los aires,

para que alimentes el ego de un amor que a duras penas

por no correr caminaba con bastón en tu romance.

No lloraré ni hoy ni mañana ni en mi vida entera,

le cerraré al hipido del corazón todas las llaves

y allí quedará como lluvia torrencial, pero muy secreta

haciéndose estalactitas de cristal en mi íntimo paisaje.

No me verás llorar, por eso escóndanse lágrimas.




Nancy Santiago Toro
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En tu espacio decidido






En tu espacio decidido




La lucha es con la firmeza

del cuerpo que te exige,

es con la presión del deseo

subiendo por la sangre,

es con la acerina fe

donde tu presencia persiste.

Es contra el pensamiento

que solo sabe extrañarte.


La guerra es con los nervudos

sentimientos que se embisten

a traición y hacia la mortecina

razón en crucial combate.

Es con la beligerante ausencia,

si a buscarte insiste

para hallar en su amplio vacío

a tu cuerpo en mis paisajes.


La reyerta es con esta belígera

y acérrima tristeza;

 soberana del dolor

con resolución de liquidarme

y yo, ante ella, indefensa,

sin armas, sin valor, sin tregua,

deshecha en sus brazos

como agotada luz de una tarde.


La batalla es con el raigambre

de emociones agitadas

al enarbolarse suicidas

por mis días en pertinaz ataque,

las que desploman a mi cuerpo

como lábil estructura,

porque me estremece

su movimiento sísmico de amarte.



Nancy Santiago Toro
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Esa dama misteriosa






Esa dama misteriosa




Allá va con el rastro de fugaz estrella,
con el nombre ínclito de una gran señora,
como coqueta fantasía de armónica silueta
codiciada desde su luz hasta la sombra.
Acerca volandera su ráfaga de grandeza,
la fibra la absorbe estimulante como esponja
y su clásica caricia de elegante albendera
seduce al alma con su entrega tan dichosa.
Se hace deseosa su melodía en las venas,
la vives, pues como ella solo hay una,
mas el fiasco es saber que tiene la destreza
de huir acuciada por la puerta más angosta.
La jocundidad es sentirla plena y entera,
es haberte saciado de su ofrenda gota a gota,
aunque te emplace otra vez en ritual de espera,
por ser ella, la felicidad, esa dama misteriosa.



Nancy Santiago Toro
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Historia en tu horizonte






Historia en tu horizonte




Hay un bosquejo de audaces emociones en el alma,

delineando la pisada de una historia en tu horizonte,

se expresa lucida como la flamante luz de una alborada,

la adhiere el viento con la fuerza inagotable de su roce.


Se acentúa rubescente con el rubor de las mañanas,

 te embriaga su pasión al sumergirse en tus vapores,

la deslizas concebida por el silencioso rocío del alba

y la detienes en las raíces fértiles de tus pasiones.


La sacudes en la fronda de sonrisas subrepticias

que enarbola el cultivado sentimiento en tus rincones

y la sientes tuya, al desnudo, sensual y estremecida

cuando el ocaso te incrusta la caricia de la noche.

 

La vives, cada momento es el destello de una estrella,

cayendo una tras otra dentro de tus ojos soñadores,

 la prosigues, haces girar su frecuencia en la existencia,

aunque azoten en tu planicie las mudables estaciones.




Nancy Santiago Toro
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Entre llamas






Entre llamas




Revientan tus deseos

con movimiento tibio,

moldeando sobre la piel

el amor con ganas,

a flote queda el libido,

la urgencia en la mirada,

mientras la timidez se ha dormido

y la desnudez avanza.

Mi cuerpo se hace acento

de tu luz y se derrama,

aluzando el recorrido

de huellas sincronizadas.

La delicia del epicentro

sacudiendo las entrañas;

dos entornos unificados

seduciendo la palabra

con la fuerza del destino

en una noche desvelada.

En voces de cristal, el grito

quebrando el silencio en calma.

El momento es tuyo, es mío

en el tiempo y su andanza.



Nancy Santiago Toro
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Quise hacerte un poema diferente






Quise hacerte un poema diferente




Quise hacerte un poema diferente,

innovarle al amor nuevas palabras.

Plasmar el ardor de un aflato indeleble,

de simiente ingénita, más allá del alma

y expresar un sentimiento perenne

en un verso célico, sin mácula,

que fuera para ti su cuna de origen

y engrandecieras su pueril esperanza.



Quise inventar el vientre de un día,

fecundado con la vida ansiada,

sin complicaciones su alumbramiento,

aunque fuera su aparición dilatada.

Sentir sus contracciones impacientes,

intensas y rítmicas en cada etapa,

hasta sentirlo en mi dicha presente

y darle inmenso amor en vital lactancia.

Quise atrapar a las horas pasajeras

como en un paisaje de cuadro, sin marcha,

colocarle nuestros latidos y huellas

y pasar por su salida como entrada.

Crear una canasta del mundo, simple,

con galanura, pequeño círculo sin añoranzas,

soltar sus caminos como libres músculos

y que fueran brazos sus distancias,

ponerla a tus pies como espacio virgen

y al abrirla fuera yo quien te abrazara,

pero este fue el resultado de mis intentos

unas letras que te aman con efecto y causa.





Nancy Santiago Toro
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