Lo amo y por amarlo tanto, lo amaré.
Así como cuando la mirada contempla al cielo
y no cabe en los ojos su grandeza
o como una interminable noche de misterio
que te hace contar un jardín de estrellas,
pero son tantas que el cansancio te doblega en dos
y al final se malogra la maldita cuenta.
Yo pude amarlo. Lo amo.
Quizás él no sabe cuánto
y pase esta vida y otra, y jamás lo sepa,
porque si después de esta vida hubiera otra
aún cuanto más yo lo quisiera…
Como esa luz universal que en lontananza
llega y lo cubre todo, hasta las penumbras más discretas;
silenciosa pero cuanto dice sobre las sombras
si hasta ellas mismas con su tacto quedan ciegas
y sordas cuando su mudez grita en todos los espacios
su vastedad, su corusques y su pureza.
Ella arropa, despierta la mañana,
hace crecer las siembras
y aún en la noche más oscura
resplandece en una estrella.
Pienso y afirmo que así es el amor,
cultivo en opulencia
o es esa chispa que en el alma se hace hoguera,
incendiando la vida hasta la muerte eterna.
Le di todos mis sentidos y cada una de mis venas,
y se mueve, se arquea, se derrama con tanta fuerza
como si fuera un inquilino ansioso que se adueña,
sin pedir permiso de todo lo que a su paso encuentra.
Al final todo lo destroza antes de su ausencia,
mas lo amo y no serán suficientes estas palabras
para expresar en un sentimiento encelado y escrito
esta morada confinada con su amor en la tristeza.
No comments:
Post a Comment