Mi sombra y yo
Ya no sé si es realidad o fantasía
esta sombra que me mira, que me roza,
se implanta en el fondo de mis días
con tu cara, con tu cuerpo y con tu forma.
Y le hablo y me habla de la vida,
aunque lleve el silencio de una roca,
y hay veces que me hace llorar de la alegría
cuando volteo a mirarla y estoy a solas.
Sus manos, no las he visto, no todavía,
pero sin tocarme he sentido que me toca,
me besa, sí me besa con el aire, a hurtadillas
como si se hiciera el suave pétalo de una rosa,
luego la he sentido amarrida en alguna esquina,
callada y pensativa como si no quisiera ser sombra.
Trato de calmar esa rutina con la sosegada melodía
al ritmo de las horas que van pasando silenciosas;
yo solo consigo ser un vacío en la noche bruna,
ella sigue siendo sombra, pero más sedosa.
Y es que entra en mi sueño misteriosa y fugitiva,
allí revienta su luz y su desnudez sobre mí flota;
ambos felices, sin normas, credos o doctrinas,
haciendo del negro los colores
hasta que el alba asoma
con el ritual de la costumbre, de un nuevo día,
pero contigo, amor, por ser mi sombra.
Nancy Santiago Toro
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