Quise hacerte un poema diferente,
innovarle al amor nuevas palabras.
Plasmar el ardor de un aflato indeleble,
de simiente ingénita, más allá del alma
y expresar un sentimiento perenne
en un verso célico, sin mácula,
que fuera para ti su cuna de origen
y engrandecieras su pueril esperanza.
Quise inventar el vientre de un día,
fecundado con la vida ansiada,
sin complicaciones su alumbramiento,
aunque fuera su aparición dilatada.
Sentir sus contracciones impacientes,
intensas y rítmicas en cada etapa,
hasta sentirlo en mi dicha presente
y darle inmenso amor en vital lactancia.
Quise atrapar a las horas pasajeras
como en un paisaje de cuadro, sin marcha,
colocarle nuestros latidos y huellas
y pasar por su salida como entrada.
Crear una canasta del mundo, simple,
con galanura, pequeño círculo sin añoranzas,
soltar sus caminos como libres músculos
y que fueran brazos sus distancias,
ponerla a tus pies como espacio virgen
y al abrirla fuera yo quien te abrazara,
pero este fue el resultado de mis intentos
unas letras que te aman con efecto y causa.
Nancy Santiago Toro
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