Hoy mi día te siente, te padece,
se ha levantado baldado y soñoliento,
de tanto amanecer en tu desvelo,
ya camina de rodillas por el tiempo.
Su energía es rescoldo que se apaga
al ver que nada aflora en la maleza
y si su desgano prosigue sin querer
es por ley más allá de la bendita tierra.
Las nubes grises asomadas en su espalda
parecen un frente de tus palomas mensajeras,
avecinando un llanto herido de nostalgia
que estalla junto al trueno de la pena.
Sin saber cuando brotarás de sus entrañas
como un rayo de luz en las tinieblas,
aspira a tenerte a su lado como fogosa llama
y no como farol petrificado en las aceras,
sentirte como caricia bulliciosa entre las palmas
que al pasar deja la natura de una vida impresa,
y no como el aire que todo lo traspasa,
pero al tacto nada deja o recupera.
Quiere ver tu piel sembrada en la costumbre,
explorando flora y fauna en las zonas más desiertas.
Pero hoy, es que hoy el día llueve con tantas ganas,
con las rodillas más gastadas que ayer, se aleja
y mañana quizás se hará otro día, si despierta.
No comments:
Post a Comment