Debe ser
Debe ser tu mirada sacudiendo la voz
para dejarse oír muda cuando me viaja
o esa aparente rectitud que se abandona
en la mañana traviesa, sin cansancio,
cuando esquivas a tu ángel dormido
y te liberas en palabras desvestidas
de besos que nos llevan a un paraíso
sin extremos dentro de los límites del mundo.
Para entender allí, que no hay
instante más eterno que unos labios
sobre la piel sudando el corazón
y unos brazos dialogando con los dedos
todos los idiomas del sonido a la vez.
Tal vez esa sea la razón indeterminada
del porqué los suspiros de la pasión
son más profundos cuando se entregan
incomprensibles a esa dimensión sensorial
donde la única conclusión son las emociones.
Incluso, en este momento
intensamente tuyo,
entre las sienes y el alma,
podría decir con iconografía de versos
que elegir lo que debe ser, no basta,
cuando sé que la decoración del amor
muestra su estética en nuestro afecto.
A través de este inventario creado
de experiencias como raíces bajo el sol
que se han bebido nuestro ayer hasta hoy
para brotar las semillas del entorno
y una ceremonia de colores por el camino
que han dejado caer los frutos entre las manos
con amaneceres y noches en su aroma,
pero sobretodo, cuando han florecido
todas estas cosas de la constancia
que continúan con nosotros
con postura infinita en el mismo lugar.