Sunday, October 7, 2018

Día tras día






Día tras día




En este mundo de holgados escenarios

eres en su interior el singular diseño,

esa parte que se traza a mi costado,

asumiendo pertenencia en mi sendero,

eres la pisada en la ruta de mis pasos

que construye ayeres en el tiempo.


En esta existencia que nos hace,

sangramos vida, el amor, lo nuestro

al juntar las siluetas bajo lo claro,

desde las calles; testigos del encuentro

con la iniciativa casual de ambos

trazando nuestras formas sobre el suelo

y este temblor tuyo que se hace mío

con el terso lenguaje de los dedos.


En esta andanza cotidiana que conoces,

día tras día hay un tal vez,

un mañana y otro entonces

procreando granos de verdeados sueños,

hay un instante que nos cuelga a una sonrisa,

un hoy que nos refugia 

en la entraña de otro beso.

Hay ese breve momento del abrazo,

donde exploramos la travesía

del sentir expuesto,

cuando nos amarra a la exacta

medida de la tierra

con la misma afición que nos anuda,

desde la íntima torre de los huesos.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Porvenir (Frase)








Porvenir
(Frase)





Cada día encierra una espera


por otro mañana distinto.





Nancy Santiago Toro
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Tu rostro







Tu rostro




Tu entrañable rostro traspasó mis manos

como penetra en la tierra la llovizna

y llevan, ellas, tus rasgos cotidianos

con la firmeza que une la rosa y la espina.


Cargan tu sonrisa con el diseño cálido,

la inquieta corriente de la animada simpatía

que hoy mi piel adopta con el paisaje pálido

del dolor estricto que arredra la alegría.


Encierran el color de tu mirada con arrojo,

la huella del silencio que aún protagonista,

suda el ardor de una pasión en rojo;

prisionera en mi sangre como final herida.


Tu rostro, el que moldea el toque de mi mano,

si en cada surco tengo tu intimidad adscrita

con el gesto mudo que seduce tan cercano,

él que solo espera que en nosotros se repita.




Nancy Santiago Toro
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La ola y la brisa






La ola y la brisa




En el cantar de los mares
se entremezcla la brisa
para impregnar los aires
con su aroma de prisa.

Besa a la ola, del mar la mejilla,
que de lo profundo excitada,
se estremece en la orilla.

Chispeante es su espuma,
que en la orilla rendida
con su blancura se esfuma,
al diluirse vencida.

Yo soy esa ola
que se besó con la brisa
y se entregó toda
a quien pasaba de prisa.




Nancy Santiago Toro
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A doble frente





A doble frente




Somos afinidad que se estrecha

en vaivenes de palabras, sonoros.

Ceremonia de sentidos coexistentes,

tú y yo, actividad viva del entorno,

por ser uno, madreselva ilimitada

en libertad idéntica que asciende

la figura de un nosotros.

Somos un repertorio de sucesos,

bajo la energía de los días y las estrellas

y con la visión del mapa impreso

que afirma, a doble frente, otra partida

al firmar esta interacción al suelo

con vocación de mundo y geografía.


A veces, con la urgencia de la calma

somos, de golpe, el paisaje abierto

entre las cosas que gestan elocuencia

con señales de amplio contenido,

cuando mostramos el carácter de la arena

 que logra anudar el calor y la frescura

con el ánimo del mar. Estremecidos.

En su impulso, mutuamente perceptibles

en su notorio azul con aldabeo de olas

que, finalmente, repletas de viajero canto

seducen hondamente a las orillas.

Aunque, de pronto, con voluntad de fronda

y bajo los nervios de la brisa,

seamos la variación propia de las hojas

junto al beso de la inesperada lluvia

que en su faena más nos une

al fondo de la naturaleza que se exhibe.




Nancy Santiago Toro
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Lejos





Lejos



De lejos, tus ojos acercan la mirada

y mi ser te transita en cada esquina,

mientras espera la encarnada pisada

en el destino que en quietud se obstina.


Aun así, te veo en las vitrinas de la añoranza,

cuando tu latir expresa la soledad baldía,

allí, donde escoltas la íntima esperanza

de fundir como gotas, tu boca con la mía


 en lo visible y con la firme temperancia

de no ser más en la atmósfera cotidiana

que agranda el vientre gris de la distancia

y un boceto de nostalgia en mi ventana.


El que jamás renuncia a la agenda concreta

del recuerdo y las mil formas de tu compañía,

desde que en mi pecho quedó tu vida sujeta

a las rutas del ayer que amanecen día a día.


Con aquel entorno de amor, en su epicentro,

que hasta hoy afina esta idea que enquicia

a mi ser en ti, como tu perla, muy adentro,

dejando mi cuerpo y alma en tu caricia.




Nancy Santiago Toro
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Te amaré






Te amaré




Te amaré en silencio, a mi manera

en tu lejano paso seré firme compañía,

no vivirás más en el viento, en su odisea,

te llevaré en mi pecho como ilusión cautiva.


Te amaré mucho más y aun sin tú saberlo,

vivirás conmigo prendado de mi vida,

en el suspiro, en el sentido, en el trayecto,

como si tu voz harpada me acariciara todavía.


Te amaré con la rebelde fuerza encarcelada

en la celda de mi piel, por desear tu anatomía

y serás en la actividad y pausas de mis huesos.

Serás como quien abona y cuida el alma herida.


Te amaré… en cada camino que abra el tiempo,

en el hoy, en el ayer, en el futuro que se arrima

como cuerpo de mi cuerpo y de mi ser escrito,

hasta que tu distante huella se junte con la mía.




Nancy Santiago Toro
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Cuánto





Cuánto



Cuánta vida en luctuoso movimiento

combatiendo con el amor sin tregua,

cuánto llamado inextinguible alzó vuelo

con alas sin historias por las sendas.


 Cuántas palabras dichas y perdidas,

en los espacios peregrinas, huérfanas,

con diálogos y susurros haciendo orillas,

desde un sentimiento absurdo sin etiqueta.


Cuántos sueños de vigorosa anatomía

tajados vilmente desde adentro hacia afuera,

por un impulso sin dominio que dejó ansias

como arpones arremetidos sobre su presa.


Y cuánto amor en la cóncava ambivalencia

suspirando en el viento el frior de la mirada,

ante un horizonte en pie que espera primaveras,

para despedir el gélido huésped de la escarcha.




Nancy Santiago Toro
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Mujer







Mujer




Me roza la fragilidad de la brisa, del anhelo.

Atraviesa mi piel como espíritu emergente,

flota su breve danza en íntimo apogeo

y arrebata mis sentidos, inclemente.

Llega el clímax con gritos de festejos;

vibraciones de furia que mi cuerpo desahoga

y dualidad de corrientes que en rumbos anejos

nos sumerge en una dicha que nos ahoga.


Nos cerca la presencia de la noche oscura

y tú y yo sin detener el paso que nos suma

como un proyectil penetrando entre sus horas,

por romper un momento amurallado de ternura

que al quedar escaso del vestigio de la luna,

 impregna de colores a la mujer que aflora.




Nancy Santiago Toro
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