Tuesday, September 25, 2018

Sentirte




Sentirte



Sentirte así como un inagotable

ajetreo de palomas

que sacude el aire de mi pecho

o como una legión de mariposas

habitándome con brioso vuelo,

sin espacios de vida limitados,

pues ya son tuyos mis adentros.


Y encontrarte aquí, imborrable

en mis sentidos, en un pozo de placeres

con el sentimiento en pasional torbellino

 aumentando la intensidad indomable

en espirales de emociones persistentes

para sentirte en el bullicio de latidos,

ese que perdió el rumbo del silencio

al fundirte recio en mi pisada

con banquete de afinadas caricias

que ataron mi cuerpo a tu cuerpo,

con la moción del tiempo y la palabra.


Sentirte así, como larva del sonido

que revienta en toque de campana,

tan fuerte cada vez y tan profundo

que se rompe la soledad de mi desierto

y un oasis de amor se nos derrama,

sacia la vida día a día, nos sustenta

y como fuente de humedades

cada noche me acompaña.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






Te ofrezco…





Te ofrezco



Desde la cordillera de verde envejecido,

orgullo de los siglos que mi suspiro atrapa,

te acerco el terruño borincano en mis latidos

para sembrar semillas de ilusiones en tu alma.


Del camino allego al coquí diminuto y tibio

como símbolo de fauna que a los sueños canta,

confesaré en su silbar el amor con pasión y brío

tal como su huella legendaria seduce a mi patria.

 

El abrazo tropical de las palmeras te arrimo;

ellas cosquillean el cielo y son la caricia del alba,

porque aluzar tu cuerpo desnudo con su calor, yo quiero

para encender tus noches con esencias de mañanas.


Y es que de mi tierra traigo la gallardía caribeña,

el folklore, el melifluo perfume, la sangre de las razas, 

su luciente herencia e historia de titánica belleza,

para que ames cuanto de ella soy y a tus anchas.




Nancy Santiago Toro
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Me vives así





Me vives así




Me vives dentro de cada día y cada noche

como la corriente del río que busca su querencia

al rodar hacia su bahía con la humedad del golpe

que fluye, se amplía y en permanencia queda.


Se nutre el recorrido con las burbujeantes voces,

desde el fondo, al compás y con la misma fuerza,

arqueamos la marea, exploramos horizontes

o parece que hasta el cielo se nos orilla con estrellas.


En vaivenes recíprocos se estrechan intenciones

 que se afianzan más en brazos de tormentas;

  paisaje de turno que nos hace mareta sin temores,

penetrando al unísono en la vapuleada arena.


Así duplicamos del río y el mar sus íntimos rituales,

recreando las formas insistentes de la entrega;

como el oleaje rítmico estallamos en la carne

para vivirnos con su inmensidad, nuestra manera.




Nancy Santiago Toro
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Ceremonia de nostalgia en el cielo






Ceremonia de nostalgia en el cielo




Una mirada melancólica se extiende

como la llama del fuego cimbreante,

ha salido a buscar a su amor a alguna parte,

pues llevarlo en su mirar no es suficiente,

a través de los sentidos inicia el viaje,

con luz febril que todo enciende,

mas el recorrido es luengo y se hace tarde,

cuando un ajuar de nubes grises la detienen.

Hay ceremonia de nostalgia con la noche

y ellas en tálamo de sueños se convierten.

La mirada remontando la cumbre del paisaje

sobre el inalcanzable horizonte se conmueve

al ver al ocaso como reluciente adorno 

rodar por la ruta del abandono solemne,

porque llegan otros dignos invitados, 

las estrellas como las damas más fulgentes,

con atavíos de oro y sus encajes 

de tristeza en su relieve;

almas de pasiones solitarias

que destellan el dolor y sus reveses.

Ellas, las que acarician las visiones 

al provocar el sollozo que desciende,

pues el culmen de añoranza traspasa el borde

de la fantasía al buscar lo ausente

y flota en alas del pensamiento para alcanzarle,

 para sentir que se toca, que se tiene,

cuando el amor vive para ese instante,

aunque sea con los ojos y la mente.




Nancy Santiago Toro
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El amor y yo





El amor y yo



Escribí en los límites del amor, ya tantas veces,

a su sentimiento que por felicidad batalla,

 plasmé su latido de calor o nieve

y sin duda copié su resonancia.

Expresé su estadía indiferente,

la herida del grito cuando cerca pasa,

las emociones dispersas en su relieve,

la victoria o derrota en su mirada

al trazar su lluvia de vida o muerte

como un rastro que nunca acaba.

He creado sus versos en papeles

con historias presentes o pasadas,

voces de vidas, mías, de otra gente,

pero todas ellas huellas del alma.

Pinté con osadía sus placeres

hasta el último crujido de la llama,

de roja pasión cubrí esperanzas verdes

 y a sus cenizas las hice blancas

para no sentir los finales crueles,

cuando él mismo el corazón arranca.


Estampé las sonrisas ajenas o ausentes

para disimular su verdadera cara

y a su debilidad la proyecté valiente

para que pudiera tener otro mañana.

Y a su olvido…


Al olvido, le imprimí recuerdos en las sienes,

en sus adentros un vestido de nostalgia,

 una brújula que orienta los fríos desdenes

y porque su morosa existencia tiene su paga

construí templos de silencios para sus ayeres

y en paz fuera el tiempo quien más hablara,

mas nunca taché sus alas libres ni sus redes,

para que lo sientas como yo, si un día te atrapa.




Nancy Santiago Toro
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Si estás conmigo




Si estás conmigo



Quiero percibir el pulso melodioso de los mares,

que las tonadas de su escarceo atraviesen mis oídos

y sean las ondas insistentes del incitado oleaje,

el prolongado impulso donde avance este objetivo.


Sentir que el continuo susurro del viento andante

va colgando el aleteo de tu vida en mi orificio

y dentro de mi esencia, al estremecer la sangre,

sepamos construir el soñado final de este principio.


Quiero tocar el cielo y sobre una alfombra de nubes

recorrer, en el refugio de tus brazos, lo nunca visto

y allí, piel con piel, que el sudor del día nos arrope

al encender auroras y ocasos nosotros mismos.


Y cuando nos cubra el ligero espacio de la noche,

y las estrellas exhiban el fulgor de este delirio,

podamos proseguir esa marcha, la más distante,

la que perpetúa el camino si estás conmigo.




Nancy Santiago Toro
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Te espero…





Te espero…



Te espero como el sueño a su almohada íntima

 para cruzar paisajes de fuego bajo la perpetua luna

o solo como la noche pretende a las estrellas

con sus destellos de oro para recorrer las horas.


O como la natura aguarda en sus entrañas

la explosión del color en eterna ceremonia

y como el horizonte que en firmeza indefinida

espera la dádiva del cielo en la reiterada aurora.


Te espero como la orilla desnuda y sedienta

posee en permanencia a la marejada juguetona

o como la tierra acoge a la caricia de la lluvia fresca

que sabe saciar en unión perenne y gota a gota.


Esperarte como el persistente camino a su meta

para pasar las puertas de las pequeñas cosas,

hasta hacernos síntesis en uno y por estar tan cerca

seamos vidas del destino y sea la obra más valiosa.




Nancy Santiago Toro
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Solo Él…





Solo Él…



Soy la vida, desde su amor el origen.

 Él es el autor definitivo de mis espacios,

 quien los recupera de marañas hostiles,

los viste de seda con colores cálidos,

solo Él alienta los eternos abriles,

su oferta es soleada en los fríos humanos,

 de un final marchito hacer lucir raíces

y sueños floridos de sus granos,

revienta de arenales nuevos jardines

con tallos de esperanza desatados.

Y todo comienza o todo sigue…



Él libera los días sin cansancio,

 nos regresa al vuelo como avecillas libres

por crepúsculos abiertos y en sus manos,

mientras flota en el aire el visual desfile

de las mismas estaciones que pasarán de largo,

pues la vida caminante con sus distintos matices,

nos deja los latidos de lluvia, la actuación del verano,

las risueñas primaveras y el otoño rompible

con fachada de hojarasca en el escenario,

 los inviernos con sus atavíos grises

y su drama de tiempos encorvados,

con caminos como hamacas o en declive

o con trayecto de agua en los zapatos,

pero Él nos traspasa con su dirección accesible,

desde el primer alba hasta el final ocaso.




Nancy Santiago Toro
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