Friday, January 18, 2019

Para leer en voz alta






Para leer en voz alta




Nunca me instalé en tus calles

ni en tus charcos ni en tus grises,

nunca fui voz al lado de tu nombre corporal.


Abandoné tu lenguaje

en la primera luz intermitente de peligro

y me convertí en el silencio

de un punto suspendido.

Tú seguiste la dirección de otros signos

y entre símbolos cuidabas

la impetuosa frescura del mar,

el canto angelical de las alondras,

las escalas sonoras de tus antojos

en los ascensores del ego,

apurados hacia el estruendo del descaro.


Descarriados, tropezaron

con la aparición del desierto

y se retorcieron las palabras

como lombrices blancas

hacia la negra distancia de la muerte;

el único lugar reconfortante

donde es posible la abstracción de lo eterno.




Nancy Santiago Toro
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