Eterno azul de los principios
Se oye en los momentos que no cesan.
En todo lo que amanece con ganas de ser noche
y en los empeños mudos de la paz con la vida
que muestran las razones fértiles de los siglos
con un testimonio de colores, formas y aromas,
sin despedidas en el diario de su Inmensidad
interminable, que es su Voz cuando conversa.
Única, al lucir la certeza que abraza los motivos
en la dirección del reto que nunca
se detiene ante las maromas
inexactas de la espera,
pues aun en el resistente páramo
donde la siembra semeja una plegaria,
cualquier día acerca su fulgor como un amparo
irremediable para dirigir el tránsito de la raíz
que amamantaba el vientre inadvertido.
Y al fin, como un trozo de origen en el espacio
asume la presencia sin esfuerzo,
justo en el reposo de las piedras
que la hacían duramente insalvable.
Valiente detalle en el confinado mundo,
del todo indescifrable entre los geológicos rasgos
donde la sabida comunión de los pies con la marcha
repentinamente, alcanza la caricia del suceso;
esa conquista del sueño que rezaba por el fruto
y posible ocurre junto a una huella de testigo,
y bajo un cielo que dirige en permanencia
con el eterno azul de los principios.
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