Inspiración andante
Se mueve a merced del pensamiento
y a tumbos por la senda que se ofrece
consume las huellas del corazón viajero
sobre el paso que impredecible la sostiene
e inquieta como un espíritu sin rumbo
me turba revelándose en las sienes
al mezclarse con el latido sordomudo
que comienza a moldearse en lo que quiere.
Ensancha la ilusión, la planifica,
diseña, decidida, un sueño sin contratos,
programa la esperanza en un destino y se apropia
de lo suyo con lo mío en vuelo abstracto,
para alcanzar con la proyección de los sentidos
la libertad que nunca tuvo el condenado.
Entonces, construye la realidad como idealista
con la voluntad que mentalmente se hace abecedario
del sentir vacilante entre luces o neblinas,
con las formas de un presente o de un pasado,
desde las semiabiertas galerías del gozo o la desdicha
que intangibles se derrumban en las manos.
Para que las ideas rescaten lo que pienso
con los matices de la aurora o del ocaso,
con la invasora vida que a vivir obliga
cada hueso en la desnudez del cuerpo o ataviado
de cosas, de nombres, de ocasiones inquilinas
en lo malo y bueno que hasta hoy arrastro.
Todo lo que ya es aire y murió en la tierra
con evocación doliente, como cicatriz del fango
o como intimidad con perfil de sombra fría
en la quietud remota de un barranco.
Repitiendo, repitiendo, perímetro a perímetro,
sus tonos decrépitos, sus modos desgastados,
su visionaria gradación totalmente impresa
como alguna espectral ceniza, reanimando.
Confusa en la ligera luz de una sonrisa,
tan fugaz en su diminuta imagen con los labios,
que apenas muere su tumba es miniatura escrita;
inequívoco refugio de cuánto en verso hablo
con las mil maneras de las díscolas palabras
que solo alcanza la ingobernable diestra,
libre, libre y libre... de la individual inspiración.
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