Mis versos
Mis versos no son líneas sin efectos
para un tema gris o quizá radiante
que desprende a solas de mi cuerpo.
Ni portan las razones del arrebato
que hilvana frases desde una mente
inhabitada de inmóviles sucesos.
No tienen la técnica del harpado ritmo
ni la pericia que enciende los ilustres nombres
en el pedestal del Arte y mucho menos
poseen la galanura para los ojos
contrarios que parpadean sin ruido
sobre mis caudalosos ecos.
Ellos son de piel, nacen de la vida
que pasa y miro en las retinas
con algo de la añoranza del trayecto.
Son silencios conversando en letras
para el diseño que salta de mis dedos;
hijos autóctonos de mi inquieta sangre
con el temple obstinado de un sentimiento
que rozó las fantasías de mis sienes
en las noches huérfanas del sueño.
Son vivencias de diferentes tonos
exhibiendo los rojos, verdes y amarillos
del impacto con la huella en el contexto
y además son los pedazos incompletos
que no fueron con lo extraño,
con lo breve o casi conocido
que parecía ir a mi lado en el sendero.
Son el monólogo diario de las ansias
con los sentidos sugestivos
desde mi interior colmado de sustancia
y guiando al exterior la voz de lo que pienso.
Son las ideas de éstos, mis latidos,
de azul sobre un papel en blanco,
arrastrando hacia ti fragmentos de mi alma,
cuando saco de paseo a mis palpitantes versos.
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