El color de las palabras
(Soneto)
Mi anatomía aislada de otro espacio,
de la broza lesiva de otra mente
me sabe con impulso en la pendiente
cada vez que mi cuerpo (mi palacio)
procura solo el sustancial solacio
de mi exclusiva vida. Suficiente,
para crear mi historia en la corriente
que, al ritmo, va ligera o más despacio
entre los bordes de la noche y día.
Donde libre me acuesto y me levanto
con derecho hacia el próximo bosquejo
exento de cualquier monotonía
que quite la belleza y otro tanto
al trazo de color, que yo manejo.