Sin conjuro
No preciso la máscara de bruja.
Ni pócima o poder a ras del trueno,
para ver que en el fondo de tu cieno
hay poquitos y un mucho que te embruja,
sin salida, en la póstuma burbuja
del silencio, el total. El más ameno
del desenlace, del adiós sereno
que a rienda suelta sobre el mundo empuja
un gran vacío lleno de infinito.
No hay hechizo en tu cuerpo fachendoso.
Las brasas son exentas de brebaje
al dar el fin de tu apagón fortuito.
Ya las cenizas sin conjuro umbroso,
te arrastran cual vestiglo en el celaje.
Nancy Santiago Toro
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