Thursday, September 5, 2019

Pútrida






Pútrida




Te pasas la vida circundando

los espacios que me abundan

sin ni siquiera ser un milímetro

en los límites invisibles,

intocables, míos.


Solo hallas el cansancio por derribo

de tanto tirarle piedras al viento.


Igualas a la niebla entre las nubes

y te enfermas de tormentas,

por quererte bravucona

en el recorrido que, eventualmente, te disipa

deshecha como lodo de ciudad.

Más acá, tu nombre se hace intruso en mi risa,

cuando sé que no tiene peso la fuerza

de tu histeria en mi resistente entorno,

ni siquiera tus dedos llenos de violencia

pueden con mi mano derecha.


Sin rendición, entre las sienes,

te haces más de manos que de razones,

porque anochecida como una tarde no le ves

la ciega boca al baboso pensamiento

que te devuelve al pecho las patéticas palabras,

cuando te cruzan como depredadoras indigestas.


Al menos, te lucen las cicatrices de la rabia

para alimentar las bacterias de tu carne ansiosa

por ser algo en la vereda de alguien

que nunca ha sido esclavo de tu ociosa necedad.


Mujer, enciende la negritud de tus ideas

para que reconozcas de una vez que soy

la que abre cierra, cambia y llena

los escaparates de mi vida

con la iluminación que al otro lado,

solo sucede en mis calles.


Permite que los genes de tu ignorancia

desarrollen un gramo de lucidez

para que detrás de las rejas de mi mundo

de una vez entiendas

que la inmundicia que fábricas

en el vertedero de tus escombros

es una creación absurda que se rompe,

repetidamente, torpe,

contra las vigas que levanto.


Y si no puedes al menos recuerda,

LENTA---MENTE, que ni una sola mosca

de tus podridas ganas me alcanza

ni por imposición ni por decreto.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






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