El fruto del amor
Puede que el corazón sea el reloj del cuerpo
y los latidos sean los segundos que confrontan
a la espera, esa pesadilla de paso lento
que arrastra por la impaciencia sin demora.
O que el mundo nos desnude en su espacio negro
y allí nos vista con la distancia más remota,
aunque la luz sea el chispazo tenue de un trayecto,
salpicando nuestras huellas entre sombras.
Mas si mis ilusiones son semillas en tu huerto,
riegalas con tu crepuscular presencia, gota a gota
y que el tibio brillo de mis lágrimas de argento,
caiga como rocío para hacer a las semillas, rosas.
Pues el fruto del amor no crece en desespero,
sobre él pasea el destello y también la bruma,
la triste lluvia, incluso, le besa con derecho,
mas al final es el tiempo quien lo aflora.
Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©
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