Sunday, October 14, 2018

Callado y ajeno






Callado y ajeno




Silencio... que te amparas en la lengua estéril,

en la orilla divisoria de la voz,

en el aliento que estrangula las palabras.

Tú, centinela del espíritu, que tu audacia

sin conmoción, sin movimiento

no pretenda la altura de las balas

ni la turbia ambición del explosivo

ni la aspereza impetuosa

del sentimiento que, por morir, avanza.


No lances tu reposo como león emocional

del sonido para atravesar las formas

más herméticas del hierro, y elegante tu armonía

sea más quietud, más aplomo,

más dócil que la sonrisa de una luz,

cuando amanece sin la claridad

de una guerra en los oídos.


Tú que te interpretas en tantas formas

dentro de los sepulcros del mundo,

sé más firme ante el arma del rezo hipócrita

que se hace arpón del mal, chantaje,

amenaza de enemigo, bisbiseo de serpiente,

sucesor de la injusticia…, del poder tóxico,

porque ellos son los gobernantes

del sufrimiento del mundo.

Y que ni un solo fragmento del tono

innecesario vaya más allá de tu garganta

para que no caigas como un soplido

que fija su empeño en el vacío,

pues a menudo la pausa hablada

es como el ciego impulso del minuto

que se pierde cual mota frustrada

en el desierto del aire, imperceptible.


Tú, que callado vas de lo terriblemente

leve a lo profundo en el diálogo interminable,

con todos los sentidos por la travesía

a todas partes, con esa reflectancia en ti

que prefiere los estampados del neorama

al colgarte del pensamiento

entre álamos, nubes, piedras.


Tú más digno que el filo del necio ruido

que se alza con la altanería del demonio

en sus innumerables avatares

al escalar el grito por las corcovas del ignorante

en la rotunda movilidad de las tinieblas.


Tú, que fluyes como el color a través del día

para ser la mejor gala del lenguaje,

aunque seas una luz tranquila...

Cubreme horizontal y verticalmente,

cada vez que la indisciplina de un instinto

se mezcle con la vida que me acompaña,

pues así la estridencia de todo tu mutismo

será intensamente libertad del objetivo

que te mece en júbilo triunfal

como una elocuencia creciendo en los ojos.

Absolutamente, en escisión prudente.

Mucho más prudente que los pasivos

pájaros entre los hombres.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






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