Viernes para dos
Hoy es viernes.
Adentro nuestra esencia huele a pan,
afuera el sol está recién horneado.
El día se asoma con su rollo de colores
buscando horas con qué pintar,
mientras el tiempo de un café nos bebe,
deliciosamente, la cercana sonrisa.
El eco de un sí, es un guiño en sus ojos,
si se me antoja echar la vida en una mochila,
si solo me apetece fotografiar el próximo destello,
pasear los nombres por las aceras
o darle un capricho de goma a los pies,
de esos que consiguen un fin de semana
para cambiarle al cuerpo la mirada.
Podría ser riesgoso,
pero para que nadie nos mate,
no bajaremos de los hombros
las dos muertes que nacieron sin ruido,
portaremos un buen trozo de luz
en una ceguera que no pretende líneas rectas
y dejaremos que los zapatos se llenen de polvo,
con suerte esquivaremos el metal o alguna curva.
Mas él sabe descifrar el mapa de mis ojos,
si lo que busco es un espacio
más verde para querernos
como dos placeres bajo el sol,
como dos torcidos impacientes
llenos de excusas para deformar la tierra.
Sin leyes de sangre que me impidan
en cualquier parte colgarme de sus ramas
y hacer un nido en nosotros,
mientras la ciudad nos regala su teatro,
las calles de su vientre, las placenteras plazas
que nos hacen caer sentados
en la tarde que nos sobra con un par de razones
para desordenar la risa en este mundo,
y a la vez soltar las palomas de la voz
en un vuelo entusiasmado que libere
el erotismo de un ramaje junto al viento.
El siguiente instante será con el rostro
de la noche cubierto de manchas,
ante ella como huéspedes nocturnos,
casi invisibles si nos lleva como dos
sombras dentro de su ombligo,
cerrando todo lo que sucede como una ráfaga
hasta el sábado, ya casi a la vera de otro albor.
Bellísimo poema. Cada imagen llena el espacio que los une. Magnifica lectura amiga. Un abrazo y feliz semana.
ReplyDeleteAgradezco tu bello comentario. Siempre es un lujo tu presencia amigo Daniel. Un abrazo y felices días!!
Delete