Aprendió que no hay nada complicado
al encontrar la Vida en recovecos
y hoy, Mr. Wonder, atisba los enjecos
con el valor brutal del esmerado.
Busca en los derredores concentrado,
trata, sin excepción, los embelecos
que pasan deseables por sus huecos
de tanto amar la turbidez de al lado.
Ahí, en su deporte favorito
dirige el bulldozer de su cabeza
directito a la sien de las Marías
con el grado en delirio de grandeza
y con el fin, que al cabo de unos días
pueda ser más valioso que un mosquito.