Despertar en la distancia
En un rincón de la mañana caduca y fría,
una ausencia cubre de sombras mi terrado,
pasa con las horas negruzcas de tristezas
y mis pensamientos vuelan tras su existencia,
su intención, llegar al fin, mas sin embargo
como hojas precipitan la danza de un bolero;
nostálgica odisea que culmina en otro ensayo.
Quieren alejarse de mi cuerpo, tocar sus dedos
y su movimiento no halla el ritmo de sus manos.
Solo la infinitud es presencia que al calor aleja,
aunque su abrazo de soledad se sienta humano,
con su tacto, la lejanía, de un salto está más cerca,
pues ella apresa la verdad efectiva que añoramos.
Tiene la mirada de mi corazón allí, donde no llego,
y esa boca de mis labios con la sensación que extraño.
Las caricias de mi piel están en el carnal anhelo
y el olor del cuerpo que el respiro busca
es en auroras que se pierden como humo de cigarro,
mas qué hacer cuando la distancia es dueña
de lo que el sentimiento no alcanza en otro espacio.
En este, tengo los deseos en la ruleta de los sueños,
latidos inmersos en el paisaje anónimo de un cuadro,
un cielo que nos divide desde afuera y hacia adentro
y la bóveda del tiempo que nos guarda solitarios.
Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©
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