Saturday, June 30, 2018

La rosa






La rosa





Fui la rosa que encontraste en el camino,
en la prisa temprana de tu paso cotidiano.
Alargaste sobre mí tu mirada, peregrino
y un ímpetu violento me dejó en tu mano.


Sumergida en el calor de tus dedos
y con los temblores de la brisa a mi entorno,
se sujetaban a tus manos todos mis miedos
a una muerte segura sin retorno.


Rodaron los rayos de luz por el valle,
ya distantes de todos mis sentidos.
Y tú y yo, por el rumbo incierto de la calle
en las pupilas del mundo, tan unidos.


Adornó tu pecho mi llegada temblorosa
con el exquisito galanteo de mi timidez
e hice tuya mi caricia primorosa
en los pétalos abiertos de mi desnudez.

Caló hondo mi aroma penetrante
en cada trazo oculto de tu lozana piel,
mientras los cortejos de tu voz galante  
me penetraron a golpe de cincel.


Sí, fui aquella rosa frágil y radiante,
que arrancaron con la pasión del amanecer.
Sin saber que moriría en las manos de aquel amante
y sin él saber que ya muerta no volvería a florecer.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






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