Porque no llegaste
Te esperaba en el café aquella tarde,
de azules rojizos en íntima cadencia,
de aromas en dinámica apasionante,
de paisaje en ritual solemne de belleza.
La música en ágil movimiento por los aires
evocaba suavemente tu intima presencia
y mi mente alucinaba con deleite acezante
la llegada genuina que uno sueña.
Con una mirada forrada de ternura;
esa que ablanda de un toque a la dureza,
con unos labios más que audaces, tentadores
y con una sonrisa en tonalidad de estrella.
Con unas manos amplias de caricias,
seductoras y sabias en la destreza;
vigorosas como el ritmo de los mares
que en temblores húmedos da su entrega.
Así te esperaba mi deseo aquella tarde,
así te esperaba mi esperanza en insistencia,
con un alma frondosa de ilusiones
que sólo inventa formas y maneras.
Pero con la noche se fue la tarde,
fue la noche en soledad más negra,
porque a mi encuentro no llegaste;
tu llegada fue la que no se sueña.
Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©
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