Sunday, September 23, 2018

Las calles de la vida






Las calles de la vida




Caminaba por las calles de la vida

a paso lento muchas veces

y mi acrobática esencia en la rutina

definía su ritmo de mar entre la gente

al dejar un sonido de ola estremecida

o el silencio de su espuma, cuando muere.

En las bocas abiertas de las calles anchas

hallé los parajes de las solitarias fuentes,

ofrecían su actitud de descanso en la mirada,

 una parada de paloma en sosiego breve,

aunque luego, el vuelo mojado de las plumas

parecía que cargaba el espacio o mil paredes.


Fueron largas calles y otras tantas,

con desafíos de montañas en la frente,

como soledades reclamaban las distancias

y las ausencias de aire cicatrizaban pieles

en el cruce intermitente de una miríada,

donde caben las invisibles huellas

que en el tiempo se detienen.


Los estrechos pasajes a la espera

en la quietud que fraguó amaneceres,

despertaron sueños sin aceras

por donde pudiera pasar holgadamente,

permitiendo que las sombras andariegas

se alargaran imprudentes

al mostrar la duplicidad de su interna oferta

 con el clareo de noche que sabe de la muerte.


Hasta que llegué girando a esta vereda

sobre las revoluciones del presente;

trayecto de esperanza por la espesa hierba

que la posada del universo ofrece,

aún con el marcado rastro en retirada

que entra y sale hacia otro ambiente.




Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©






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