Luz y sombra
Llegaba como una luz enmascarada,
con la niebla del tiempo en su trayecto,
al fondo una chispa asomaba la donosa audacia
cual sonrisa de humo que perfila el fuego.
De tanto eclipse oculto en la mirada
parpadeaba los rituales del silencio
y la claridad agónica de la noctívaga andanza
que solapaba la actividad de su paso negro.
Su placer sabía fingir la plenitud del alba
y la gracia de su claro movimiento
para ofrendarse como merienda de la noche,
como un rayo inquietador, ansioso de receso
al penetrar como fogonazo en los detalles
acostumbrados al claroscuro del misterio,
cada vez que su expresión de iluminada lámpara
pasaba al sepulcro del incendio.
Experto, solía resurgir del fárrago de cenizas
como lo hace el bosque quemado al germinar de nuevo,
mas con el mismo ensayo nebuloso de las opacas
luces que se arrastran como sombras sin vida,
sin carne y hueso.
Nancy Santiago Toro
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