Conmigo y sin mí
Una pequeña razón de voz en flecha
que hasta ayer me hacía dibujos,
tomó el inicio de la acritud sombría
y me cruzó como la muerte
con la fría costumbre que aniquila.
Me evaporó como el rocío y espectral
voy hallando una salida
para despejar todo lo que soy
en la eternidad de cada esquina,
aun sin saber a dónde voy
entre las vueltas del reloj
y sin contar con la fuerza que me esquiva,
porque este es uno de esos días
que circulo vacua como el viento,
pierdo lo carnal, sin anatomía
solo cargo anonimato en mis adentros
y transparencia que se apresura a la ceniza.
Hoy sé que han matado mis sonidos,
que mis colores no llegan a la vista,
que a mi cuerpo lo respiran incorpóreo
como un vacío prendido de la brisa.
No ven la herida invisible que se expande
para acomodar el alma
cuando el tiempo pasa y te sacude
como un cielo derrumbándose en la vida.
Aquí, junto al ritual de la desdicha,
quisiera calcular el efecto del dolor que late
en la silueta que la lluvia hizo neblina,
la que en vuelo me lleva
para acompañar al horizonte
y desde allí vuelva a verme íntegra
con la carne sobre los huesos,
y con la sangre entrando por mis venas
como un mar que se traga a sus orillas.
Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©
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