Envejecer contigo
Envejecer contigo es mi fiel deseo
en un futuro forjado de recuerdos.
Juntos, con la coexistencia anciana en la mirada,
pero despertando en la novedad del tiempo,
resucitando, una y otra vez, a las historias
con los ya sabidos gestos de la cara,
mientras en la chimenea se desvanece el leño.
Acoplados... en el vacío de la conclusiva sala,
recordando los nombres del trayecto,
aquéllos que soplarán un adiós a nuestra espalda,
cuando seamos palomas viajeras de otro vuelo
y con otros en la fuerza de la ritual plegaria
para que nos abracen en los pensamientos.
Allí, unidos, en la antesala
de la conclusión eterna,
susurrando un mundo de nostalgias
con las venas de la vida en los hijos, en los nietos,
en su diario encantado descubriendo
las ideas y aventuras desde su raíz,
hasta el jardín que atesoramos dentro.
Tú y yo, inseparables,
echándole cuentos a las horas
y alguna que otra risa a los anclados sueños,
porque si muchos de ellos no se logran,
la avanzada edad será corona del intento.
Con ella en el fin irremediable, ser los de ahora,
aunque más viejos, quizás un poco sordos
de ruidos, pero ya entendiendo a los silencios
y a las palabras mortecinas de los labios,
porque serán quebradas, más pausadas,
menos de los oídos y más del viento.
Pero ambos, con la fragosidad de los años,
adhiriendo nuestras manos
a los últimos momentos
y al amor, y a la continuación del alma,
mientras se besan, sin final, los ojos
hasta esa desconocida orilla...
Para vernos.
Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©
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