En la morada de su amor
Es amanecer en la sustancia de una historia;
lira de una piel expresándose en la mía,
acepción que tiene lenguas que gravitan en el alma
y la cadencia de un presente que conjuga
el contexto que se mueve con la vida.
En su comprensión global, obra
compartida sujetando hechos y atenciones
a una coherencia rotunda que ilumina
el énfasis que da al amor destino y causa,
porque en todo lo que brota es protagonista
e instante por instante, galán de las ideas
y en común entendimiento,
capitulación que se completa en compañía.
Es presenciar su contenido
como un pensamiento escrito entre mis manos,
ascendente, con su lenguaje en mi sonrisa,
citando elocuente la atadura de unos labios
con la duplicada percepción que intuye e improvisa
la variación vivencial y sin borrador de los detalles
que pasan de una escena a otra con los besos
inquilinos de las bocas al enarbolar
el mensaje dulcificado de la dicha.
Es vivir en el avance amado de una historia
que impulsa un corazón de latidos más audaces,
que adopta la expresión que lleva adentro el día.
Idéntico en su alboreado ritmo y entusiasmo
como traductor de nuevas luces
al imprimir la fuerza natural de una caricia
contundente y en complicidad hasta la culminante
acercanza de los brazos, que en cada amanecer
nos desarrolla en múltiples maneras. Sin la prisa.
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