Por las formas del camino
Vayamos a la danza del deseo
con vocación de amante en ambrosía.
En silencio, con el lenguaje del beso
entre las manos,
por donde las íntimas ideas se deslizan.
Que se una tu sangre y lo que sangro,
a borbotones, con sus propias melodías
y que su llama de entremezcla contundente
circunvale la firmada entrega de la estima.
Pasemos luego, al ambigú
del rincón más solitario.
El que invita al alma y la sonrisa,
al más callado bajo la voz del mundo inquieto,
el que parece un nido de palomas sin cortinas,
el que se rodea con el privilegio de las rosas
y advierte la llegada del zorzal en las vitrinas.
Desde allí, celebremos la tertulia de las mentes
hacia el regreso del hogar que se engalana
con el decoro de la estrella en la colina.
Atrás, quedará lo que no vemos: la montaña
como adorno del gigante azul entre la brisa,
el placer del mar ofreciendo las distancias
y el matiz del cielo abordando lejanías.
Pero más allá de todo
lidera en mí la rauta
que se balancea contigo
de este modo, en exclusiva,
dentro de la inmensidad
que sostiene los planetas,
capaz de forjar tu mundo como el día,
mientras queda mi natura, juntamente,
arqueada por entero a tus orillas.
Sensibilidad y dulzura en cada paisaje que te lleva por el camino del amor. Siempre logras una armonía efectiva entre las imágenes y el sentimiento. Me ha encantado. Un abrazo amiga y que tengas felices días.
ReplyDeleteMe llena de emoción tu grato comentario, Daniel y agradezco mucho que te guste así. Un saludo y abrazo.
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