Amanecer
Jardín de rosas llenas de rocío,
paisaje de ternura que enternece mi ser,
de lágrimas perladas son los atavíos
que derrama el cielo de este amanecer.
Se ha formado un haz de ardientes colores,
trazando pinceladas que erizan mi piel
y se besa el cielo con el frescor de los mares
para hacer más profundo el azul en él.
El viento con las palmas está jugando;
eterno es el amor que existe entre ellos
y hay mil mariposas en el aire girando
al reventar del alba los primeros destellos.
Del sol que se levanta como un astro de oro,
ocultándose entre nubes una y otra vez,
mientras yo de Tu belleza me enamoro,
cayendo de rodillas ante tus benditos pies.
Se oyen esparcidos los inquietos rumores
de todo lo que vive y lo que ha de nacer,
para decirme que estos son los favores
que me regalas cada día con tu eterno querer.
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