Frente a la mesa
Nuestra mesa extiende una frontera,
separando a dos seres sin contacto,
a dos mundos frenados por la inercia
en la usual costumbre del repetido acto.
Languidece la esperanza tras la puerta,
esperando una señal para su entrada;
desnuda, contra el marco, arrojó su fuerza,
tras sentir nuestro golpe de arrogancia.
Amordazamos el tiempo y un te quiero
quedó aplastado entre dos murallas.
Si hubo un espacio, lo llenó el silencio,
ensordeciendo nuestras vidas rutinarias.
Hoy adulteramos la periferia del paisaje
con las miradas quietas de añoranzas,
con frases ahogadas de simplezas,
con pasiones ocultas que reclaman.
Se agostó el sonido de amorosas voces,
las cálidas manos dándose la espalda
y los sueños, ya no tienen los colores
que pintaban alegres las mañanas.
Y estamos juntos frente a una mesa
abierta como barrera de incómoda distancia,
donde somos hambrientos desde los pies a la cabeza
de los manjares que solo dan vida al alma.
Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©
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