¡Házme el amor!
¡Ven!, házme el amor en esta noche sugerente,
entra por el sentido hambriento de mis manos,
mima a esta pasión de latidos por mis venas,
arrastra su temblor hasta el desnudo rastro
y enciende la mecha de la pasión con las estrellas,
para quedar prendida a la voluntad de tu contacto
cual si fuera la llama balanceada de una vela
alcanzando los cien grados en tu entusiasmo.
Ya sobre mí, no sueltes las inquietas horas,
en su dirección rodemos centrados sobre ellas
y que el tiempo sea intensamente tuyo y mío
con dichoso contenido en su acontecida entrega,
pues bien sabes que tu deseo es mi deseo
y las pieles saben acoplarse a su inminencia.
¡Ven!, que tus labios queden subterráneos en mi boca,
que tus dedos habiten la madrugada de mi pelo,
que una invasión de caricias posean con euforia
y las miradas al compás se devoren como fieras,
de tal forma que quieran estallar las luces de las almas,
cuando asciendan hasta el mismo cielo, satisfechas.
Desde allí que lluevan doblemente los placeres,
cuando los cuerpos simultáneamente desfallezcan...
Aunque extendamos el pulso hasta el reloj del alba
como hace otra vez la noche que tantas veces muere
con este sueño que siempre nos despierta.
Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©
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