Los pájaros de tu alma
Los pájaros, de tu alma hacia la mía,
estremecen el vuelo en su llegada,
se suspenden sobre el hondón de mis heridas
como una hilera de memorias en manada
que descargan el ayer en mis pupilas,
en los días de tu ausencia que acompañan,
mientras en los calabozos de mis ojos
se me escapa el sentimiento, ya hecho agua.
Tus pájaros sobrevuelan el centro de mi pecho
como si buscaran el ansiado nido que hace falta,
sin saber que en el interior de su carne han vivido
y entre el calor que erigen mis montañas.
Han sabido colgarse al desnudo de mi vida
como si fueran compañía de mi existencia en marcha,
desde el alba hasta las puertas de la repetible noche,
pues también en mi sueño es que descansan.
Los pájaros, de tu almohada hasta mi lecho,
aproximan la danza del aire en sus grises alas;
bailoteo turbador sobre el descanso de mi cuerpo
y sobre las ideas desvestidas que flotan en la cama,
giran sobre lo que pudo ser y quedó en los huesos
antes que asome la soledad de otra mañana.
Los pájaros, de tu boca hacia mi guarida,
arrastran el silencio de tu lejana andanza
y aquí hacen una orquesta de sonidos con el viento
al aterrizar en el regazo habitual de mis palabras,
cada vez que visitan con el pulso de aquel tiempo
y suenan tus latidos en el balcón de esta mirada.
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