Hablando en silencio
Aprendimos a hablarnos en silencio
y ha sido tanto el lenguaje compartido
que al dialogar sin ortología de palabras,
hemos expresado lo que imbuye el alma
directo a los sentidos
para escuchar el bullicio de la sangre,
la voz del ánimo y la resonancia
del sentimiento nuestro
con solo convulsionar el rojo del latido.
El mutismo ha sido el conciliador
que esparce el corazón que calla
al trasmitir el interior de cuánto digo:
un llamado decorado con tu nombre,
el que oyes, aunque deje atrás el grito,
el mensaje sin reservas que aún estalla
la intensidad del sentir en tus oídos
y a la vez tu acento que hasta mí
se allega húmedo, cuando hablamos,
aunque tenga las galas del léxico
exhibido como escultor
de íntimas frases y sin reticencias
en el vocablo callado de lo dicho.
Sin la gresca, sin los rodeos
y sin las barreras evasivas
del idioma que resultan en desvíos
hacia el dolor que cobra la factura,
si se rompe esta conversación contigo.
Por eso sigue hablando con el silencio
de las ausencias, que yo te escucho...
Sabes que te escucho a cualquier altura,
aun cuando callen todos los sonidos.
Nancy Santiago Toro
Derechos Reservados©
No comments:
Post a Comment