La elección de tu dolor
Las huellas del dolor, tu cargamento,
produciendo un derrumbe rutinario
como si fueras un condenado hueco lleno
de ojos ausentes que bailan con tus pasos.
Sobre el cristal duro del recuerdo,
están tú y el tiempo en movimientos agitados,
expresando los gestos de los moribundos sueños,
desde los caminos muertos y enterrados.
Donde gira el drama de tu cimbrón intenso
sobre el eje del entorno que te acoge en vano,
allí, los latidos que te quedan son en desespero
como peces rodando en la vorágine del llanto,
su bendita costumbre de evitar el río revuelto,
cuando desborda el cerco del caudaloso daño.
Un dolor sin preguntas, sin pretextos
anida en ti como tumulto de hambrientos pájaros,
acechando en el hálito de tu agobiante pecho
con ese abrupto impulso de salir volando,
simplemente, para rodar el rostro por el suelo
y colgar la voz en ese paisaje solitario,
donde responden las huellas del silencio
con su extendido mensaje de barro;
él que guarda las respuestas en secreto
en las tumbas gélidas del fracaso.
Y yo sobre ellas digo…
Hay quienes buscan su propio lamento,
solo para dejar a otros a salvo.Nancy Santiago Toro
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